Reseña: OCÉANO MAR. Alessandro Baricco

Reseña Nº 256: Océano mar de Alessandro Baricco

Análisis y opinión

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A pesar de que Alessandro Baricco, escritor contemporáneo, fue conocido a nivel mundial por la novela Seda, Océano mar es una de sus grandes obras, ganadora del premio Viareggio.

La estructura de la novela novela consta tres partes que se complementan. En la primera se cuenta la historia de siete personajes que se alojan en una posada frente al mar. Todos en general buscan algo, su estadía allí responde a encontrar respuestas a interrogantes muy personales. Los siete inquilinos son: una mujer enviada por su marido para que se cure después de haber cometido adulterio, un profesor con un extraño nombre que escribe una enciclopedia sobre los límites del mundo, buscando los límites del propio mar, un pintor que busca retratar al mar, una niña que tiene miedo de morir, un cura que escribe un libro de oraciones, un hombre lleno de historias en su interior con una mirada peligrosa y un misterioso inquilino en una habitación permanentemente cerrada. 

Tales absurdos y carismáticos personajes no desentonan para nada con el ambiente de la posada, la cual parece que se localiza en un lugar mágico fuera del tiempo, con un poder curativo oculto debido a su cercanía con el mar. Y es atendida por niños muy especiales, que son mucho más listos de lo que parecen. Su nombre es "La posada de Almayer"

El mar inmenso, el océano mar, que corre infinito más allá de toda mirada, el desmesurado mar omnipotente —hay un sitio donde acaba, y un instante—, el inmenso mar, un lugar pequeñísimo y un instante de nada.

En la segunda parte se relata la historia de un naufragio, un hecho horrible, donde alrededor de 147 personas no alcanzan a caer en los botes de salvamento y son confinados a subirse a una improvisada balsa de madera, para ser remolcados por los demás botes. Entre los integrantes de aquella balsa se encuentra un doctor, algunos oficiales, marineros y pasajeros. La insegura balsa termina a la deriva, y se pierde en el océano. Tienen pocas provisiones y la esperanza de que los rescaten es absolutamente nula, lo que provoca que se revele lo peor de la naturaleza humana. 

En la tercera parte se cuenta el desenlace de cada uno de los personajes, tanto de los inquilinos de la posada como la de algunos de los náufragos. Lo interesante de esta parte, es que une las dos historias y termina dándole sentido a toda la novela de una manera espectacular. 

Lo que une a todos estos personajes y las distintas localidades en donde se desarrollan los hechos es el océano. Pero no como un elemento elegido fríamente por el autor, sino como una obsesión. Dando a entender que el mar es absolutamente necesario para la vida de las personas. Es un ente transformador, un espejo que solo refleja la verdad. Cada caso narrado por el autor es muy diverso, ya que todos los personajes tienen distintas edades, estilos de vida y conceptos sobre el mundo, algunos mucho más fantásticos que otros, pero no menos importantes. De alguna manera, el autor muestra que la fluidez y flexibilidad del mar le permite interactuar con cualquiera sin importar su situación. Ya sea, viviendo frente a él, sumergiéndose en él o incluso volviendo luego de vivir en él. No importa lo que suceda, si interactúas con el mar nunca volverás a ser el mismo, el mundo cambiara ante tus ojos, el ayer y el futuro quedarán atrás y el presente se revelará como una verdad abismante y desoladora. Muchos desearían no conocer esa verdad encerrada en una sola palabra. 

Si lo miras, no te das cuenta de todo el ruido que hace. Pero en la oscuridad... Todo ese infinito se convierte solo en fragor, muro de sonido, grito abrumador y ciego. No se puede apagar el mar cuando arde en la noche.

Cada una de las partes de la novela tiene un estilo propio y, por lo mismo, las tres en su conjunto conforman una narración única llena de virtudes. La brevedad es una de las características más elogiables del autor, logra con pocas palabras crear una atmósfera mágica y encantadora. En un principio utiliza una prosa más poética, llena de florituras y adornos bellísimos en las frases, donde va reiterando palabras construyendo una cadencia especial en el texto, alejándose constantemente de las descripciones comunes, cambiando el punto de vista con el que normalmente se narra una acción. Esa manera de escribir invita al lector a disfrutar el libro y a no leerlo de forma mecánica. Luego, cuando pasa a una narración más común, se siente el contraste y logra el efecto requerido para el objetivo de la novela. 

A pesar de este estilo único y algo experimental al momento de escribir, el argumento se desarrolla y se entiende de manera perfecta. Al mismo tiempo que se disfruta de la belleza del texto, aparecen múltiples incógnitas que van dándole impulso a la narración. Hay un misterio principal y poco a poco los destinos de cada personaje comienzan a unirse de forma armónica y perfecta, me atrevería a decir, de forma geométrica, muy al estilo de Borges. En el final todo encaja y se cierra la historia imbuida en el océano. 

Venían de los dos extremos más alejados de la vida, eso es lo sorprendente, pensar que nunca se habrían rozado salvo atravesando de punta a punta el universo, y en cambio ni siquiera habían tenido que buscarse, eso es lo increíble, y lo único difícil había sido reconocerse, reconocerse, cosa de un instante, la primera mirada y ya lo sabían, eso es lo maravilloso.

La misma belleza de la narración te da la sensación de visitar un lugar fuera del tiempo. Como si se tratase de un mundo paralelo en un tiempo pasado, lejos de la modernidad. Lo que nuevamente me recordó los cuentos de Jorge Luis Borges. La posada con poderes curativos ubicada en un lugar secreto y de difícil acceso, me trajo a la memoria el solitario sanatorio ubicado en las alturas de La montaña mágica de Thomas Mann, al igual que en aquella novela, los personajes parecen destinados a encontrarse en aquel sitio, a conocerse y formar una comunidad, donde cada uno, debido a sus características aporta un tema de discusión que los enfrenta o los une. 

Suele ocurrir. Uno tiene sueños, cosas suyas, íntimas, y después la vida no quiere seguir jugando contigo, y te lo desmonta, un instante, una frase, y todo se desvanece. Suele ocurrir. Por esa razón y no otra vivir es una tarea dolorosa.

Ricardo Carrión

Administrador del blog