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jueves, 23 de febrero de 2023

Reseña: La conquista de la felicidad (Bertrand Russell)

 La conquista de la felicidad. Bertrand Russell


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¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo la reseña de La conquista de la felicidad. Ensayo publicado en 1930 por el escritor, filósofo y matemático británico Bertrand Russell. Quien también ganó el premio Nobel de Literatura en 1950.

 

Este autor escribió sobre una gran variedad de temas, entre ellos, la felicidad. Pero usando la lógica como base. Su pensamiento siempre abrazó la razón. Por lo mismo, en este texto encontraremos ideas muy bien estructuradas, muy bien hiladas y expresadas de forma calculada. Porque la felicidad toca y se relaciona con muchas otras temáticas que el autor logra mantener a raya para no caer en digresiones. Logra centrarse muy bien y evita caer en distracciones.

 

Esto es importante porque generalmente pensamos en la felicidad como algo muy abstracto y personal. Incluso subjetivo. Pero Russell, basándose en su propia experiencia y en observaciones del entorno logra aterrizar este tema y hacerlo concreto. Y lo analiza de tal modo que se aleja de la erudición, de lo intrincado. Entregando un texto accesible a todo el mundo, libre de complejidades, apelando siempre al sentido común.

 

Si bien, me pareció una lectura interesante con muchas ideas que aún se mantienen vigentes, también hay otras que ya están totalmente desactualizadas, no aplicables a nuestro tiempo. Hay que pensar que ya han pasado más de 90 años desde la publicación de este libro. Por lo que como lectores debemos leer con cierto criterio. Seleccionando lo que sí podemos aplicar a nuestra realidad.

 

Para hablar de felicidad, el autor pone una base:

 

Al discutir este problema, limitaré mi atención a personas que no están sometidas a ninguna causa externa de sufrimiento extremo. Daré por supuesto que se cuenta con ingresos suficientes para asegurarse alojamiento y comida, y de salud suficiente para hacer posibles las actividades corporales normales.

 

Claro, porque si no tienes lo básico para vivir tu enfoque cambia, y no estás pensando si eres o no feliz, sino en sobrevivir Esta aclaración es importante, porque lo que intenta discutir Rusell en este ensayo, es por qué personas que tienen lo necesario para vivir, alojamiento, comida y salud, son infelices en nuestra actual civilización. ¿Qué les falta? ¿Se puede conseguir eso que necesitan?

 

De esta forma, divide el ensayo en dos partes. En la primera discute las posibles causas de la infelicidad que se genera en estas personas que tienen lo necesario para vivir pero que no son felices y en la segunda parte las causas que les puede generar esa felicidad que buscan. Así el lector puede determinar en cuales de estas se reconoce. Puede encontrar lo que puede estar causándole infelicidad y quizá lo que puede hacerle feliz y que posiblemente lo tiene al alcance de la mano, pero no lo ha visto y le ha pasado desapercibido hasta el momento. A partir de todo esto, el lector podría encontrar un camino hacia la felicidad.

 

Ustedes saben que yo soy un lector muy afín a la literatura existencialista. Que me gusta la introspección, el quedarme dentro de mí. Y justamente quise salir de mi zona de confort con este libro. Porque las ideas del autor británico invitan a todo lo contrario. Para él, la felicidad no es algo que tengamos por el mero hecho de existir, ya que vivimos en un mundo donde los factores que causan infelicidad son demasiados. Por lo que, no debemos esperar que la felicidad llegue, sino salir a buscarla, debemos conquistarla. Y eso supone un esfuerzo.

 

Por eso he titulado este libro La conquista de la felicidad. Porque en un mundo tan lleno de desgracias evitables e inevitables, de enfermedades y trastornos psicológicos, de lucha, pobreza y mala voluntad, el hombre o la mujer que quiera ser feliz tiene que encontrar maneras de hacer frente a las múltiples causas de infelicidad que asedian a todo individuo.

 

La felicidad tiene que ser una conquista, y no un regalo de los dioses; y en esta conquista, el esfuerzo desempeña un papel muy importante.

 

De hecho, ya en este libro, te invita a ser un lector activo, que busque su propio camino hacia la felicidad utilizando como orientación estos conceptos generales que describe. Hay que hacer el esfuerzo.

Generalmente cuando sufrimos una derrota, un fracaso, nos deprimimos y nos quedamos dentro de nosotros mismos, algo que a mí me gusta mucho. Y nos quedamos ahí, revolviéndonos en nuestra lástima. Sintiéndonos desgraciados. Al autor le parece normal, claro, es una etapa por la que debemos pasar, pero solo debe ser una etapa, no debemos quedarnos en ella. Tenemos que hacer un esfuerzo y salir de ella. Buscar nuevamente el camino hacia la felicidad. Y en el libro te da muchos consejos para ello.

 

No quiero entrar en detalles en cada uno de los consejos que toca el autor, porque la idea es que ustedes los lean, pero sí puedo comentarles que casi siempre la infelicidad se produce por ver el mundo a partir de una filosofía de vida preestablecida. Aceptamos aquello que todos creen. Como por ejemplo que la vida es una competencia u otras creencias que se nos instauran desde pequeños.

 

Cuando la gente habla de lucha por la vida, en realidad quieren decir lucha por el éxito. Lo que la gente teme cuando se enzarza en la lucha no es no poder conseguirse un desayuno a la mañana siguiente, sino no lograr eclipsar a sus vecinos.

 

Por lo que el ser humano civilizado que tiene un trabajo que le permite tener una vida equilibrada, a pesar de ello se siente infeliz. Se siente atrapado. Pero el autor cree que solo está atrapado en una ilusión que solo la razón puede disipar. Si razonas estas creencias preestablecidas y no las aceptas sin más, puedes cambiar tu camino y alcanzar la felicidad. Pero no basta con solo razonar, sino también cambiar de perspectiva. Vivimos en una constante perspectiva interna. En una mirada hacia nosotros mismos. Donde solo nosotros importamos, donde el ego todo lo domina. La necesidad de sentirnos importantes es devastadora.

 

El autor incluso llega a decir que algunos personajes se creen intelectualmente superiores por sentirse desgraciados. Como si ser una persona triste fuese una moda. A eso lo llamó la infelicidad Byroniana. El sentirte superior por creer que todo está perdido. Y siento que tiene razón, hay personas así. Pero deben ser pocos, la mayoría es más como nosotros, como yo y los muchos que siguen este blog. Que no somos existencialistas por moda y que nos gustaría mucho dejar de serlo y ser felices.

 

Pero para ello, debemos dejar de pensar en nosotros mismos, de preocuparnos solo del yo interior, de nuestro propio sufrimiento. Y empezar a mirar más al exterior. Ampliar nuestros intereses.

Mirar con ojos más amistosos a los demás. Con un interés sincero. Y dedicarnos a construir algo para los demás y si es posible con los demás. Eso realmente te hará feliz, el hacer algo por los otros. El pensar en hacer cosas solo para tu propio interés y beneficio solo te traerá infelicidad.

 

El secreto de la felicidad es este: que tus intereses sean lo más amplios posible y que tus reacciones a las cosas y personas que te interesan sean, en la medida de lo posible amistosas y no hostiles.

 

De alguna forma, estas ideas del autor británico se parecen mucho a las de Albert Camus, quien dice que debemos aceptar el absurdo de la vida, no evadirlo, enfrentarlo, y darle un sentido a nuestras vidas a pesar de saber que es absurda. Camus, al igual que Russell, pide un esfuerzo, un esfuerzo de salir de la oscuridad interior e ir hacia una luz exterior donde debes buscarle un sentido a tu vida. En la conquista de la felicidad Russell dice:

 

Un hombre puede sentirse tan completamente frustrado que no busca ningún tipo de satisfacción, solo distracción y olvido. Se convierte entonces en un devoto del placer. Es decir, pretende hacer soportable la vida volviéndose menos vivo.

 

Volviéndose menos vivo, es decir, evadiendo. Y no podrá salir de ese estado si no deja de pensar en su propia desdicha, sino sale de su interior y mira más allá.

 

 

¿Qué puede hacer un hombre que es desdichado porque está encerrado en sí mismo? Mientras siga pensando en las causas de su desdicha, seguirá estando centrado en sí mismo y no podrá salir del círculo vicioso; si quiere salir, tendrá que hacerlo mediante intereses auténticos, no mediante intereses simulados que se adoptan solo como medicina.

 

A pesar de que por su temática y su extensión (208 páginas), parece que este libro se puede leer rápido, me pasó todo lo contrario, me tomó su tiempo, como todo ensayo. Y creo que merece la pena leerlo con toda la calma posible. Espero les haya gustado la reseña. ¡Saludos a todos!

 

Esta misma reseña la puedes encontrar en mi canal


 Ricardo Carrión

Administrador del blog


jueves, 9 de febrero de 2023

La muerte feliz. Albert Camus (Reseña)

 Reseña de La muerte feliz (Albert Camus)

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¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo la reseña de La muerte feliz de Albert Camus.

 

Se trata de una novela publicada de forma póstuma en 1971, once años después de la muerte del Premio nobel de literatura. El autor la comenzó a planificar en 1936 con 22 años y la termina en 1938, pero por alguna razón decidió no publicarla. La deja de lado y se centra en una obra que siente más coherente: El extranjero. A pesar de eso, La muerte feliz no es un primer boceto de El extranjero, al contrario, es una historia muy diferente, quizá la única similitud es el alcance de nombres de sus protagonistas. Mientras en el extranjero es Meursault, en la muerte feliz es Mersault. Ignoro si la pequeña diferencia se debe a las traducciones, a decisiones editoriales, como tampoco sé si en el idioma original ese detalle es relevante. Lo cierto es que, por lo menos en mis ediciones hay esa diferencia.

 

La temática de La muerte feliz es: cómo vivir de la mejor manera posible para tener una muerte feliz. Donde el autor toca el tema que caracteriza todas sus obras: El absurdo. Pero lo hace desde una perspectiva diferente, desde la búsqueda de la felicidad en medio del absurdo. Y si el absurdo está presente, también la muerte. Son temáticas estrechamente relacionadas, porque el absurdo nace a partir de la consciencia de morir. En El extranjero es el mismo protagonista quien nos narra la historia. En La muerte feliz hay un narrador omnisciente. Una de las maravillas de El extranjero era esa prosa casi robótica y carente de emociones que transmitía el vacío que sentía el protagonista. Con el narrador omnisciente en La muerte feliz, el autor debe transmitir el absurdo y la evolución del protagonista de otra forma, mediante sus acciones, diálogos y pensamientos.

 

Esta novela está dividida en dos partes. La primera llamada La muerte natural y la segunda, La muerte consciente. Esta división tiene un sentido bastante especial. Porque hay distintos tipos de muerte a partir del absurdo. También está La muerte feliz.

 

El protagonista de esta historia, Patrice Mersault, inicia sumido en el sinsetido de la vida, tiene una vida mediocre y un trabajo mediocre como oficinista en una empresa portuaria en Argel.

 

Había solicitado ese trabajo, que en realidad no le correspondía. Pero, al principio, había hallado en él una puerta de salida a la vida. Había allí rostros vivos, personas asiduas, un tránsito y un aliento en que por fin notaba que le latía el corazón.

 

Pero un trabajo como aquel con el tiempo se vuelve monótono y más para una persona como él, cuya predisposición era la de soslayar la vida. No participar de ella.

 

Él quería reducir la superficie que le brindaba al mundo y dormir hasta que todo se hubiera consumado.

 

Una vida de la que voluntariamente intentaba quedarse al margen

 

Esta aspecto de su personalidad que lo vuelve un ser contemplativo y conformista lo volvió también tolerante a la pobreza.

 

La pobreza en soledad era una miseria espantosa.

 

Y a esto hay que sumarle también un pasado familiar ligado a la enfermedad:

 

La enfermedad llega corriendo, pero irse le lleva su tiempo.

 

A pesar de todo eso, el protagonista tiene ciertos respiros cuando puede realizar algunos paseos nocturnos en compañía de su interés amoroso, Marthe. Aquello le devolvía las ganas de existir, de participar de la vida. Y esos pequeños respiros, son también el germen de su cambio. Conoce a otras personas que de alguna forma lo encaminan a despertar.

 

Esta obra tiene muchas características del bildungsroman. Es un proceso de aprendizaje para el protagonista para comprender como puede llegar a ser feliz. Pero primero tiene que querer ser feliz. Es decir, rebelarse ante el absurdo.

 

Si vemos la vida como una línea de progreso. Primero se nace y al final de la vida está la muerte.

La presencia de la muerte hace a las personas sentir que la vida es absurda, que no tiene sentido vivirla si al final irremediablemente morirás. Para qué esperar todo ese tiempo para morir, mejor adelantarlo o que los días pasen rápido. El ser humano cae en el absurdo y solo se dedica a esperar que llegue su momento, como nuestro protagonista.

 

Las salidas con Marthe, la correspondencia con unas amigas y el propio trabajo, no son más que pequeños destellos de placer, el placer de los sentidos que solo dura instantes y que no se trata de ninguna manera de verdadera felicidad. Es simplemente evadir. Evadir el absurdo por momentos.

 

Lo que propone el autor es no evadir. Si no aceptar que moriremos, y que ese tiempo que hay entre el nacer y el morir. Debe tener un sentido. El ser humano debe darle un sentido a pesar de saber que la vida es absurda. A eso lo llama la rebeldía. Darle sentido a la vida es la esencia misma de la existencia. Y vivir implica felicidad. Ser feliz es Vivir intensamente. A esto lo podemos denominar la muerte feliz, porque sabemos que moriremos, pero enfrentaremos la muerte con la mirada en alto, sintiendo la vida en cada fibra de nuestro cuerpo.

 

En los días buenos, si confías en la vida, a la vida no le queda más remedio que responder.

 

Cuando te sientas a esperar la muerte, ya estás muerto, porque dejaste de vivir. Te rendiste, como Patrice en el inicio de la novela. Quizá por eso la primera parte de la novela se llama La muerte natural. Mientras que la segunda parte se llama La muerte consciente, que en mi apreciación no es un estado definitivo, sino en tránsito. Luego de salir de la muerte natural entras a la muerte consciente. Claro, te das cuenta que quieres vivir, eres consciente de ello, pero no es tan fácil y de eso trata esta parte de la novela, encontrar la razón para vivir. Encontrar la forma de ser feliz. Y aquí el protagonista pasa por diversas fases, donde se va conociendo a sí mismo, hasta las profundidades de su corazón. La cual, Es la única forma de saber como se puede ser realmente feliz, porque la felicidad no es algo universal, es personal y único.

 

Las reflexiones de esta novela deslizan una crítica al sistema, donde las personas viven de forma monótona, perdiendo sensibilidad, viven para hacer dinero. Y se olvidan de ser felices. Son muertos en vida que creen que viven porque se refugian en los instantes. Pero no conocen la verdadera felicidad. Y no la conocen porque nacen y entran al sistema. Si  salen de él, se mueren de hambre. Es una trampa mortal. El trabajo que ocupa gran parte de tu tiempo te quita la posibilidad de reflexionar, de conocerte a ti mismo para poder alcanzar la felicidad.

 

Tengo mi vida por ganar. El trabajo, esas ocho horas que otros toleran, me lo impiden.

 

Tiempo para vivir, esa es la clave, tiempo para reflexionar, para conocerte, y finalmente para alcanzar la felicidad. Es por eso que uno de los personajes manifiesta que es necesario dinero para poder ser feliz, porque tener dinero es poder tener tiempo para ti.

 

Es interesante la postura de este personaje, porque para él el dinero es la solución, ¿pero será tan así? El asunto es encontrar tiempo para ti, el dinero puede ser una opción, ¿pero habrán otras más? Es ahí donde el autor hace reflexionar al lector. Y si realmente hubiese que conseguir dinero, hasta dónde estarías dispuesto a llegar para obtenerlo. ¿Cruzarías tus límites éticos y morales? ¿Será correcto cruzarlos? ¿Hay alguna situación donde sea correcto cruzarlos? La novela te llena de preguntas.

 

En este tipo de novelas, Albert Camus acerca la muerte a sus protagonistas para obligarlos a enfrentar al absurdo y a tomar una decisión, enfrentarlo o evadirlo. Y si lo enfrentan, dándole sentido a su vida a pesar de saber que morirán, no importará cuando se presente la muerte en su vida, no importará la edad o el momento, será una muerte feliz. La muerte ya no será algo oscuro que les espere al final de su vida. Si mueren siendo felices, la muerte no es más que un detalle. Una anécdota.

 

No se vive feliz más o menos tiempo. Se es feliz. Y punto. Y la muerte no impide nada; como mucho es un accidente de la felicidad.

 

El protagonista de esta novela no es de mi agrado y no creo que sea del de nadie. No es un pobre al que se le tenga lástima por su vida, al contrario, uno no siempre puede estar de acuerdo con sus ideas. Su humanidad radica en su imperfección, en sus errores y pretensiones. Es por ello que, a pesar de ser un antihéroe, se siente muy real. Es una persona totalmente imperfecta tratando de alcanzar la felicidad. Son los orígenes literarios de Albert Camus y es interesante ver como crea a sus primeros personajes y como va implementando sus ideas a lo largo de la novela. Puede que, no lo logre de forma equilibrada, pero es la base de sus futuras novelas. La muerte feliz, dividida en dos partes puede carecer de equilibrio. Puede que haya dicho demasiado en la primera parte y por eso la segunda tambalea un poco.

 

A pesar de estar dividida en dos partes, ambas conforman una sola historia. La búsqueda de la felicidad de Patrice. Pero se hace necesaria esta división, porque las dos partes tienen un cierre propio que de alguna forma marcan el camino, el rumbo de la historia. Algunos me comentaban que encontraron el libro aburrido, y puede ser. Porque no es una historia muy vistosa, es más de cotidianidad, a través del día a día es como se puede notar el progreso del protagonista en su búsqueda interior. Por lo tanto, yo recomendaría esta historia a los que gustan de analizar personajes, a los que se interesan en los pequeños detalles que marcan su evolución. Puede que por esa razón el autor no quisiera publicar esta novela, pero sus ideas realmente te hacen reflexionar, porque es imposible que esta historia no impacte. 

 

Esta misma reseña la pueden encontrar en formato de vídeo en mi canal de Youtube

 

 

Ricardo Carrión

Administrador del blog

 

 

 

martes, 17 de enero de 2023

Reseña: Kitchen (Banana Yoshimoto)

 Reseña: Kitchen (Banana Yoshimoto)

libro banana yoshimoto

¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo la reseña de Kitchen, de la escritora japonesa Banana Yoshimoto.

 

Kitchen es un libro que me gustó mucho, pero siento que no es para todo el mundo. Hay lectores que les gusta más lo concreto, es decir, que lo que se expresa se diga en palabras. Si eres de esos lectores esta historia probablemente no te va a gustar. Porque es minimalista, dice mucho con poco. Comunica con expresiones, con silencios, con vacíos que se dejan a la interpretación. No busca la verborrea, sino la austeridad. Es de esas historias en que disfrutas más el camino que la meta. Da gusto leerla sin necesidad de que te impacté con el final. Haruki Murakami y Hiromi Kawakami son escritores que se parecen un poco a Yoshimoto, comparten el estilo melancólico, existencial, solitario de sus personajes. También sus historias buscan decir más con poco, pero Yoshimoto es más extremista. Es mucho más acotada para narrar. Y es, creo yo, porque no es una autora de novelas. Lo que corre por las venas de Yoshimoto es el cuento, su brevedad, sus límites. Eso la diferencia mucho de un Murakami o una Kawakami, porque no se deja llevar por el espacio infinito que te permite la novela, sino que se ajusta a la temporalidad del cuento. No solo sus historias son minimalistas por naturaleza, sino que son más acotadas aún por acogerse al formato cuento. Por lo mismo, no creo que sea una autora para todos. Sino, más bien, para lectores que aprecian lo irrealizable, lo que no se concreta y te permite más de una interpretación. Cuando concretas, todo acaba. Yoshimoto es un constante no materializar, porque los que amamos este tipo de libros no queremos que acabe, queremos más y más de la incertidumbre de los sentimientos y los afectos, perdernos en ellos, porque es el momento lo que nos importa, no lo que vendrá. Queremos llenar los espacios vacíos de la vida de los personajes con suposiciones, terminar de trazar esos protagonistas que han sido meramente boceteados por la autora, sus trazos son escuetos para que el lector termine de recrearlos en su interior.

 

El libro en sí, trae dos historias: Kitchen que se divide en dos partes (Kitchen y Luna llena) y Moonlight Shadow un cuento independiente pero que comparte temática con Kitchen y por eso se complementa muy bien.

 

Mientras Kitchen es narrado por Mikage. Moonlight Shadow es narrado por Satsuki. Las dos son chicas jóvenes, muy jóvenes pero no adolescentes, que comparten algo en común. A su muy temprana edad han debido enfrentar la pérdida de personas importantes para ellas.

Esa es la temática principal del libro. La pérdida. Y a partir de ella Yoshimoto estructura los relatos. Que es básicamente una especie de historia de aprendizaje sobre la pérdida y la superación. Por lo mismo, los relatos son en sí, una línea de progreso. En el inicio, en la primera página se nos comunica que nuestras protagonistas han perdido a un ser querido. Luego viene la etapa de aceptación, el choque constante con la realidad, la desorientación, la soledad, el dolor, el cambio de rutinas para intentar llenar el vacío de la pérdida. Y finalmente la superación.

 

Por lo tanto, el grueso de la historia trata de como los personajes vuelven a acomodar su mundo luego de que alguien muy importante para ellos se ha ido. Es un reseteo total porque les pasa lo que afirmaba Albert Camus, cuando la muerte se pone frente a ti, inevitablemente se hace presente el absurdo de la existencia, y, además, como decía Sartre, aparece una libertad inesperada, una libertad a la que se le teme. Vacía y fría. Eres libre, elige tu camino. Pero no estoy acostumbrado a elegirlo. ¿Qué hago? En Kitchen la protagonista lo siente así:

 

No había nadie en el mundo de mi misma sangre, y, así, me era posible ir a cualquier lugar y hacer cualquier cosa. Era magnífico. Hace poco palpé por primera vez, con mis manos y con mis ojos, un mundo amplio, una oscuridad profunda y un goce y una soledad sin fin. Me parece que, hasta ahora, he estado mirando el mundo con un ojo cerrado.

 

Pero este no es un proceso lineal, hay días buenos y días malos, es irregular, además, la autora pone a los personajes en una situación tal que lo tradicional, lo acostumbrado, no es capaz de ayudarlos en su proceso. En cambio, es lo no tradicional lo que viene en su ayuda. Ya en el inicio notamos que la autora quería romper con lo convencional con esta historia que busca expandir posibilidades. Ampliar los escenarios de lo posible. Invertir las situaciones pre-determinadas. En el caso de Kitchen, Mikage pierde a su abuela, que era la única persona en el mundo que le quedaba. Es decir, el personaje, queda completamente solo en el mundo, no existe nadie con quien comparta lazos sanguíneos. Es la soledad absoluta. Para llenar ese vacío, Mikage se refugia en la cocina. Es ese lugar el que le da cobijo y sostén para soportar los primeros embates del cambio. Uno podría pensar que ella se refugiaría en su dormitorio, en su sala junto a la televisión. Pero no, a ella le gusta la cocina y el ruido del refrigerador. Yoshimoto rompe patrones. De alguna forma la cocina representa el movimiento frente al estatismo. La cocina, lugar donde los alimentos se preparan, es el lugar que para ella significa movimiento. El mundo se ha congelado para ella y en la cocina quedan los remanentes de la vida. Porque solo se cocina para los vivos, para las personas que habitan un hogar. La cocina es el corazón de su mundo y el corazón de un hogar. Los utensilios usados, el suelo con restos de comida, el ruido del refrigerador, todo aquello desprende el calor y la vida que ella necesita. En una casa vacía la vida se extingue poco a poco y la cocina es el último lugar que la pierde.

 

El encontrarse con esta libertad tan reveladora y la vez tan fría y desoladora, marca para ella y para la historia el cambio de lo tradicional a lo nuevo, a lo experimental y distinto. La muerte de la abuela de Mikage, simboliza la muerte de un Japón tradicional. A partir de allí, las acciones y pensamientos de la protagonista, se empiezan a alejar de lo que se considera tradicional. La desaparición total de su familia, abre la posibilidad de una nueva familia, una no convencional, donde puedes amar a una hija sin que haya un lazo de sangre de por medio, donde un padre puede ser al mismo tiempo una madre, sin importar el género, el amor entre seres humanos no depende del género. Los roles se invierten. La universidad ya no es el único camino de vida para una persona joven, existen otras oportunidades más diversas que la de un trabajo sacrificado en una oscura oficina. El amor tampoco es tradicional, ya no puede definirse como amor de pareja, amor de familia o amor de amistad. Es un amor que lo engloba todo, libre de definiciones. De alguna forma, la muerte y la pérdida, también son un punto de inflexión, un punto de cambio, para dejar ir lo que fue y dar cara a lo nuevo.

 

Todas estas nuevas situaciones se presentan en la vida de Mikage para ayudarla en su proceso de aceptación y cambio. Para contrarrestar el vacío y el absurdo de existir. Es el vacío la que parece hundirla, el frío de la nada. Y la autora lo materializa en la novela por medio de la oscuridad. La cual parece perturbar a Mikage.

 

Alguna vez, sin falta, todos iremos dispersándonos en la oscuridad del tiempo y desapareceremos.

 

Y como contraparte es la luz, la luminosidad, la claridad la que contrarresta el vacío. Es la luz la que llena las habitaciones del relato y parece sostener a Mikage, protegiéndola y animándola. Los mejores momentos, los que la ayudan y empujan a seguir adelante están llenos de claridad. Una claridad que inunda los espacios hasta invadir su corazón.

 

La habitación estaba tan llena de luz como un solarium. El cielo azul pastel, inmenso, resplandecía y lo llenaba todo.

 

 

Pero además de la claridad hay otros elementos que van llenando el vacío de la vida de Mikage, la naturaleza, las plantas, el vapor, la cocina y las personas.

 

Solo deseaba que le sirviera de algo el recuerdo brillante de haber estado juntos, sentados uno frente a otro, en un sitio tan claro como aquél, tomando un té bueno y caliente.

 

Pero además del vacío, Mikage debe también sobreponerse al absurdo. Como en el mito de Sísifo condenado a empujar una roca por una montaña para que esta vuelva a rodar hacia abajo y la tenga que volver a subir en un ciclo interminable. En un eterno repetir. Eso siente Mikage al iniciar cada día, la reiteración de un proceso absurdo llamado vida.

 

Tenía que ponerme en acción de nuevo en un día real. Repetir y repetir.

 

Lo bueno que hace Yoshimoto es que la pérdida no recae solo en Mikage, también en otros personajes. Mostrando así procesos distintos de superación, siempre desde la mirada de Mikage. Por lo tanto, todo el peso de la historia no lo sostiene solamente ella. La historia está muy bien equilibrada, y por ello, las complejidades de la pérdida que se mezclan con las alegrías de los cambios y las nuevas experiencias, enriquecen a los personajes con una complejidad interior tal que, les cuesta manifestarla, es tan íntima, tan pesada, que parece que van a explotar pero les es imposible dejarla escapar en forma de palabras. Es por eso que los gestos, los comportamientos, los silencios, comunican tanto, porque no todo puede expresarse en palabras.

 

…tuvimos siempre la sonrisa en los labios, pero nuestro interior había ido haciéndose más y más complejo. Las alegrías y tristezas habían sido demasiado grandes y no habíamos podido sostenerlas en nuestra vida cotidiana.

 

 

En el otro relato, Moonlight Shadow, Yoshimoto tampoco deja que Satsuki, protagonista y narradora, cargue con todo el peso de la pérdida, hay otras personas que también han perdido y que la acompañan en su camino de superación. Ella va evolucionando a partir de como ve reflejado su dolor en otros y los consejos que recibe.

 

Ahora estás en el peor momento. Puede que sea más duro que la muerte. Pero tal vez no haya otro peor. Porque los límites de una persona no cambian.

 

Pero más que consejos, que acompañamiento, lo que impulsa a Satsuki a dejar ir el recuerdo, o dejar ir el dolor del recuerdo, es una leyenda. Una leyenda China que en Japón se festeja en el mes de Julio. Eso da paso a que Moonlight Shadow caiga en el terreno de lo onírico, que la realidad se desdibuje un poco, para que la dureza del mundo de Satsuki se resquebraje y le de un respiro. Moonlight Shadow lo sentí un relato mucho más redondo y más acabado por efecto de su brevedad y la buena utilización de lo onírico.
 
Esta misma reseña la pueden encontrar en formato de vídeo en mi canal de youtube
 

 Ricardo Carrión
Administrador del blog

jueves, 12 de enero de 2023

¿Antibilioteca? Acumular libros sin leer

La idea de la Antibiblioteca

biblioteca

 

¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les quiero hablar de un tema que pocas veces he tocado. La acumulación de libros sin leer. Pero desde una perspectiva diferente, desde la idea de la Antibiblioteca.

 

Al parecer, la idea de antibiblioteca tiene su origen en la biblioteca del escritor italiano Umberto Eco quien tenía aproximadamente 35.000 libros en su casa en Milán, y cerca de 20.000 en su casa de campo, es decir, tenía aproximadamente más de 50.000 libros. Una cantidad impresionante. Dejando de lado sus libros incunables.

 

Umberto Eco contaba que los visitantes que llegaban a su casa los podía dividir en dos tipos o clases. Los que le preguntaban ¿Cuántos de todos esos libros había leído? Y los que entendían realmente que una biblioteca personal no era un accesorio para estimular el ego. Sino una herramienta para la investigación, para vivir experiencias nuevas. Una biblioteca personal es más valiosa para Eco cuando tienes más libros que no has leído, que libros leídos. Una biblioteca tiene que tener la mayor cantidad de conocimiento que desconozcas. Claro, la biblioteca no está ahí para impresionar visitantes, para aparentar, está ahí para ti y solo para ti, que te gusta leer.

 

Fue en el libro El cisne negro del ensayista de origen libanés Nassim Nicholas Taleb donde a partir de las experiencias de Eco instaura el concepto de antibiblioteca.

 

En el ensayo el cisne negro, el autor afirma que nuestro mundo está dominado por lo desconocido y lo improbable pero el ser humano se sigue centrando en estudiar lo conocido y lo repetido. El autor hace énfasis en dejar de lado lo repetido y poner atención a lo Improbable. A lo distinto, lo que se sale fuera de la norma. Y es a partir de esa idea que surge el concepto de antibiblioteca. Claro, Umberto Eco dice que la biblioteca personal no es el lugar donde se conserva solo lo que has leído, sino un lugar donde encontrar lo que otros leyeron antes que tú. Y que una persona entre a la biblioteca de Eco y le pregunte por lo leído, es el típico error de sesgo humano de fijarse solo en lo conocido. Mientras que la mente de Eco está enfocada en lo desconocido, es decir, sus libros sin leer. Sus libros por leer.

Hoy valoramos más una biblioteca de libros leídos que de libros sin leer. Generalmente se critica mucho a las personas que acumulan libros y no los leen, porque existe la creencia de que los compran para aparentar o solo por ser compradores compulsivos, que siendo sincero, de esas personas siempre hay. Siempre buscan decir: yo he leído todo esto. Cuando se piensa así, están pensando con el ego. Leen o dicen que leen para sentirse superiores. Y ya no pasas a ser un lector por pasión, sino un lector por apariencia.

 

Cuando, al contrario, es muy bello decir, todavía tengo todos estos libros por leer, son mi proyecto de vida, quiero leerlos porque hay algo en ellos que me parece interesante y valioso. Pero es mal visto porque tenemos ese sesgo. Porque tenemos la idea de que no se puede leer por felicidad, sino por sentirnos superiores. La lectura se sigue asociando a una actividad desagradable desde las escuelas y por eso pocos conciben que se pueda leer por placer y que acumular libros es por esa razón y no por creerte mejor.

 

Una biblioteca personal con muchos libros sin leer es una ventana abierta a lo desconocido. Porque lo que sabemos siempre es poco. Y nos duele reconocerlo. Debemos aprender a reconocer que sabemos poco y que hemos leído poco. Mientras más leemos más nos damos cuenta de lo poco que sabemos y las bibliotecas personales siguen creciendo, porque mientras más lees, aparecen más referencias de otros libros que dentro traen referencias a otros más y la bola de nieve crece y crece.

 

Eco también dice que uno puede acumular todos los libros que quiera siempre y cuando tu bolsillo te lo permita, estamos claros que el dinero es una limitante. Yo, por ejemplo, siempre tengo pocos libros sin leer, porque no siempre puedo comprar, hay meses en que no compro nada y me leo los pendientes. Al fin y al cabo, tener una biblioteca como la de Eco es un sueño más que una realidad para nosotros, simples mortales.

 

El asunto es que muchos amantes de la lectura que compran más libros de los que pueden leer se sienten mal por eso, pero si miras las cosas desde un ángulo diferente, desde otra perspectiva, y le das vuelta a la idea tradicional de la biblioteca personal y lo miras desde la perspectiva de la antibiblioteca, no parece tan malo. Lo que pasa es que siempre estamos pensando en que vale más lo que hemos hecho, que lo que estamos por hacer, es más valioso el hecho, que la intención. Pero se nos olvida algo muy importante, sin la intención inicial, no existiría el hecho. Eso es lo bello de tener libros a mano aún sin leer, son futuras lecturas, nos motivan, nos llenan de felicidad. Claro, hoy en día tener una gran cantidad de libros sin leer no se justifica del todo, porque el conocimiento está a un clic, puedes navegar por internet, comprar libros digitales al instante, pedir prestados libros digitales en las bibliotecas, comprar libros físicos por internet y te llegan en un par de días. Por lo tanto una biblioteca grande perdería su sentido porque puedes acceder al conocimiento de forma inmediata sin necesidad de acumular. Además, siempre que compras un libro con toda la intención de leerlo en el futuro, puede que con el tiempo cambies de opinión y ya no te interese.

 

Pero yo siento, esto es personal, que a pesar de que no siempre se justifica tener un antibiblioteca, tener libros a tu alrededor, saber que son tuyos, que los tienes al alcance de tu mano, motiva mucho a leer, y motiva mucho más porque ya viste en ellos algo que te gustaba, algo valioso, ya los tienes en tu mente, en tu registro de conocimientos y experiencias que desearías vivir. En algún momento desearas ese conocimiento o experiencia y el libro estará ahí para ti.

 

Me gusta esta idea de la antibiblioteca porque le ve el lado positivo a la acumulación de libros que siempre es tan mal vista. Yo mismo me siento culpable cuando tengo libros sin leer en mi biblioteca personal. Pero en el fondo no debemos sentirnos culpables, porque es una decisión propia. Yo no estoy de acuerdo con Marie Kondo y sus 30 libros, prefiero la visión de Umberto Eco, y desde que conocí su antibiblioteca pienso en mis libros sin leer como el reconocimiento de lo poco que sé y lo mucho que puedo aprender.

 

Pueden encontrar esta misma entrada en formato de video en mi canal de youtube.




Ricardo Carrión

Administrador del blog

 

domingo, 11 de diciembre de 2022

Reseña: La conjura de los necios (John Kennedy Toole)

 Reseña: La conjura de los necios. John Kennedy Toole

 

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¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo la reseña de La conjura de los necios del autor estadounidense John Kennedy Toole.

 

La publicación de esta novela tiene una historia bastante trágica. Su autor la escribió a principios de la década de 1960 e intentó publicarla en diferentes editoriales pero todas rechazaron el manuscrito. Frustrado por el fracaso de su obra entra en un proceso de autodestrucción y a los 32 años de edad en 1969 decide terminar con su vida. Años más tarde su madre insistiría en la publicación de la novela de su hijo hasta lograr que un reconocido escritor norteamericano la leyera. Walker Percy en un inicio lee la novela a regañadientes pero finalmente le gusta tanto que gracias a sus contactos se logra publicar en 1980. En 1981 gana el premio Pulitzer de ficción.

 

La conjura de los necios es una novela en que la opinión de los lectores es muy dividida. Algunos, con la promesa que les hará reír mucho, se decepcionan porque no les causó gracia. Otros no entienden hacia dónde se dirige la historia. Las aventuras de su personaje principal parecen no tener ningún sentido y abandonan el libro a la mitad.

 

En un inicio me sentí como esos lectores, no me reía y tampoco entendía el sentido de la historia de Ignatius Reilly. Pero me mantuve firme en la lectura hasta que empecé a reírme sin darme cuenta.  Cuando terminé el libro sentí que estaba ante una novela extremadamente bien pensada y que nada de lo disparatado de la historia es al azar. Es un engranaje perfecto, que parece flexible, caótico, pero que está muy bien calculado.

 

Con el pasar de las páginas me di cuenta que era mi tipo de novela. De esas que critican la sociedad, que critican el sistema y que nos presenta personajes que han sido destrozados por una sociedad de consumo. Es una novela de perdedores y marginados que sufren las injusticias de los tiempos modernos. Personajes rotos por dentro, llenos de soledad y frustración. Pero en un inicio no la reconocí así. Es más, no podía enmarcarla en ninguna temática específica. ¿Y esto por qué? Porque estoy acostumbrado a que las novelas de este tipo son introspectivas, melancólicas, tristes y desoladoras. Con personajes que no pueden soportar el peso de la realidad, que buscan escapar de ella por medio del silencio y la soledad. Levantando barreras a su alrededor.

En cambio, La conjura de los necios aborda esta temática de manera totalmente opuesta. Ignatuis Reilly no combate el peso de la realidad sucumbiendo ante ella, aplastado, disminuyéndose ante ella, callándose, reflexionando en silencio. Lo combate con altanería, con glotonería, con superioridad moral. Arrasando con todo. Eleva su espada de plástico contra las injusticias y lo que cree que está mal. Contra una sociedad que no reconoce su genio, que no reconoce su talento y su inmensa sabiduría. Una sociedad que se ha volcado al consumo y ha perdido su encanto medieval. Todo el mundo está equivocado, todo el mundo está en su contra. Por lo mismo, él está en una constante lucha contra aquellos que se aferran a ideas equivocadas. Que cometen errores, que su misma existencia es un error. Contra ellos lucha cada día. Contra los necios. Y por eso la novela inicia con esta frase:

 

“Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él”.

 

Un personaje así no puede tener una apariencia que lo haga pasar desapercibido. Si estamos hablando del opuesto al típico personaje desencantado con el mundo, no puede tener un aspecto normal. No puede ser invisible. Tiene que ser diferente. Es por eso que, el inicio del libro me parece de una genialidad asombrosa. Porque parte describiendo a Ignatius. Y en una situación bastante especial. Se encuentra en un lugar muy concurrido, lleno de gente, pero un policía se fija en él, sin siquiera él hacer nada. Está parado frente a unos almacenes esperando a su madre. No hace nada, pero el policía lo encuentra sospechoso y quiere detenerlo. Ignatius siempre llama la atención porque simplemente no encaja. No es parte del público homogéneo donde son todos iguales, normales. Personas producidas en masa por el sistema. Él resalta, incomoda, molesta, es diferente. Está hecho para incomodarlos a todos, incluso al lector. Ignatius no es un héroe, es un antihéroe.

 

No encaja ni con su pensamiento ni con su apariencia. Desde su interior hasta su exterior Ignatius es un extranjero en la ciudad norteamericana de Nueva Orleans donde se desarrolla la historia.

Cuando iniciamos una novela cuyo protagonista no encaja en el mundo, empatizamos inmediatamente con él, porque está triste, porque está solo, porque se siente perdido, porque es inferior a nosotros, o es igual a nosotros, nos sentimos como él. Pero cuando el personaje es altanero, cuando el personaje nos desprecia sin titubeos, y se siente superior a nosotros, no entendemos nada. Por eso esta novela es muy poco comprendida.

 

“Sólo me relaciono con mis iguales, pero como no tengo iguales no me relaciono con nadie”.

 

A medida que la historia se desarrolla, constantemente el narrador hace referencia al físico de Ignatius, presentándolo siempre como un tipo enorme, desproporcionado, como si su cuerpo no pudiese contener su interior.  En Ignatius Reilly todo es exageración. Es hipocondriaco, cualquier molestia en su cuerpo para él es una enfermedad terminal, cualquier conflicto o roce con los demás es una demanda, cualquier actividad que realice debe estar destinada a la grandeza, no le interesa el trabajo común, eso es para seres inferiores. Por no decir, que también es un gran holgazán. Tiene 30 años, vive con su madre y su gran sueño es poder vivir de un cheque social. Se encierra en su cuarto a escribir sin parar una serie de cuadernos que el denomina “Gran Jefe” llenos de sus reflexiones con las que pretende cambiar el mundo, pero no son para aliviar su espíritu, sino para algún día ser una gran obra. Tiene constantes problemas de gases porque su válvula pilórica no funciona bien. Según él, porque es más desarrollada que la de los demás (Otra exageración) Cuando cualquier situación lo incomoda, por mínima que sea, inmediatamente su válvula se cierra y comienza a hincharse como un gran globo. Por la misma razón, los eructos son parte inherente de su personalidad. Todo le molesta, todo le incomoda, el mundo entero está en su contra. Por lo mismo, la estabilidad de su mente siempre está en duda. Ignatius Reilly es una gran hipérbole.

 

“La mayoría de los necios no entienden mi visión del mundo en absoluto”.

 

Ahora vamos con el argumento del libro. Como ya conocen un poco a Ignatius, solo un poco, porque me quedé corto en su descripción, les puedo contar que por ciertos motivos, su madre y él deben pagar un gran cantidad de dinero por algo que hicieron. Y esto activa la novela y pone en acción a los personajes. Su madre, le dice a Ignatius que no tiene como pagar ese dinero por lo que él debe encontrar un trabajo. Y ya se pueden imaginar lo que significa para una persona tan especial como él tener que salir a la calle a buscar empleo. Es una verdadera perversión.

 

“… el nuevo destino de Pedro Labrador sería muerte, destrucción, anarquía, progreso, ambición y autosuperación. Iba a ser un destino malévolo: ahora se enfrentaba a la perversión de tener que IR A TRABAJAR”.

 

Ignatius es un Don Quijote con sobrepeso, pero al contrario del Hidalgo Caballero no basa su locura en libros de caballería. Sino en tratados filosóficos medievales. Se considera a sí mismo un medievalista, un intelectual y un mártir del medioevo. Su gran mentor es el filósofo romano Boecio y su gran obra: La consolación por la filosofía. Este libro encierra un concepto clave para la historia y para Ignatius: La rueda de la fortuna. Es decir, Ignatius cree que su vida está gobernada por el azar que la rueda de la fortuna dispone para él. Donde pueden haber ciclos buenos, como también ciclos malos. Buenas épocas y malas épocas. Y claro, de la forma en que inicia la novela está claro para Ignatius que la rueda se ha ensañado con él y lo está haciendo pasar por una mala racha.

 

“Oh, Fortuna, oh, deidad ciega y desatenta, atado estoy a tu rueda —Ignatius eructó—. No me aplastes bajo tus radios. Elévame e impúlsame hacia arriba, oh diosa”.

 

Y esta frase, que parece otro de los disparates de Ignatius, encierra el entramado de la historia. La historia está diseñada para representar el movimiento de la rueda de la fortuna.

 

Cuando un policía intenta detener a Ignatius en las primeras páginas del libro se inicia un ciclo donde la rueda gira hacia abajo para nuestro protagonista, donde empieza a ser aplastado por ella. De esta forma comienzan a sucederle una serie de acontecimientos desagradables, uno tras otro. Es decir, que la conjura de los necios no es más que un viaje dentro de la rueda.

 

Como lectores y a través del narrador omnisciente, seguimos a Ignatius que debe salir a buscar empleo. Nos entretenemos con su historia, con sus disparates, con los empleos que consigue y con las personas que conoce en dichos empleos.

 

Pero la narración tiene algo muy interesante. Los personajes que conocen e interactúan con Ignatius no desaparecen de la historia, sino que se integran a ella y se narran sus propias historias. Ignatius pasa por sus vidas y ellos entran en el libro y a pesar de que Ignatius se aleje de ellos en la historia, el narrador nos sigue contando sus vidas, porque sus historias personales se empiezan a entrelazar con el argumento principal. Ellos también entran en la rueda y empiezan a girar con Ignatius.

 

Todos entran en el ciclo, Ignatius los inicia, los toca con su presencia y los convierte en nuevas presas de la rueda. Esta idea, me pareció realmente bella y artística, porque en la novela todo lo que sucede parecen simples acciones cotidianas y disparatadas, pero están todas llenas de sentido. Lo disparatado de las ideas y acciones de Ignatius parecen no tener ninguna lógica. Pero incluso lo más absurdo tiene un por qué en la historia. En las páginas finales todo encaja, todo calza perfecto. La gama de personajes recibe el veredicto final de la rueda, algunos terminan aplastados mientras otros suben. Es realmente hermoso.

 

La novela está narrada de forma simple y directa por el narrador omnisciente. Pero en ocasiones es interrumpida por pequeños fragmentos que Ignatius escribe en sus cuadernos Gran jefe, que generalmente son reflexiones de sus aventuras. Reflexiones con las cuales podemos conocer un poco más a profundidad la mente de nuestro antihéroe. También la narración es interrumpida por la correspondencia que Ignatius mantiene con una amiga muy especial, Mirna Minkoff. Como la historia no tiene una mayor complejidad narrativa y abusa sin contemplaciones del humor, muchos se aburren y abandonan la novela. ¿Y esto por qué? Porque la historia carece de la típica tensión narrativa que alimenta las ganas de seguir leyendo, de seguir avanzando. Es arriesgado lo que hace el autor, porque busca reemplazar la clásica tensión narrativa generada por una historia interesante, que atrapa al lector, por una historia donde el humor debe atrapar al lector, es el humor el que cumple el papel de generar tensión, es el encargado de captar la atención, por eso, si el lector no encuentra graciosa la novela, es muy probable que no la siga leyendo. Porque las aventuras de Ignatius buscando empleo no logran ser una historia por sí sola atrayente, sus acciones no son interesantes, pero el humor las transforma y las vuelve atractivas. Lo mismo para el resto de los personajes, sus vidas son anodinas, sin brillo ni gracia, son vidas grises y tristes, rutinarias, que a nadie les interesa, pero que, revestidas de un barniz cómico, toman otra forma. Porque el autor en ningún momento intenta contarte una historia que te atrape, sino una historia que revele una realidad social y una realidad humana. Mostrando nuestras miserias como sociedad. Lo bajo que hemos caído, lo enfermas que están las personas por vivir como lo hacen, por intentar seguirle el ritmo al mundo, y de cómo este mundo moderno las afecta, como las corrompe y las humilla. Las destruye. En la novela se describen empleos miserables, sueldos miserables, pocas oportunidades para las personas de encontrar un trabajo decente. Personas de la tercera edad aún trabajando, abusos por ser afroamericano. Personajes que caen en vicios para poder escapar de la realidad. Mientras que, las personas con mejor situación económica no se encuentran mejor, carecen de perspectiva, no tienen conexión con la realidad, tienen también sus propios problemas, puede que no sean económicos pero son de otra índole. E ignatius se pasea por la Nueva Orleans de los años 60 buscando un trabajo, pero en el fondo lo que hace es darnos un tour por la realidad de su tiempo, por su realidad social, la que todavía sigue siendo la realidad de nuestro tiempo y por eso la novela no pierde frescura.

 

Una historia así, que tiene un mensaje tan potente, sin el humor, nos destrozaría. Todos los personajes que afrontaran una vida así, son prisioneros de un sistema. Atrapados, coartados, limitados para vivir. Y eso es devastador para un lector sensible. Pero como bien dijo Cortázar en sus clases de literatura. El humor es imprescindible en la novela cuando se tratan temas complejos y dolorosos, el humor, a veces, es la única forma de enfrentar una situación difícil. Y aunque la novela de Toole está llena de anécdotas graciosas, no puedes quitarte un gusto amargo al leerla, esa tristeza que desprende.

 

Esto John Kennedy Toole lo sabía muy bien. Una persona que de alguna forma siempre sintió la limitación. Toma a sus personajes y hace lo más humano que se puede hacer. Reírse de sus propias desgracias. De sus propias vidas, porque si eres capaz de reírte de ti mismo aún conservas una pizca de libertad. Si eres capaz de reírte de ti mismo aún el sistema no ha ganado. Aún los necios no han ganado. La batalla continúa. Y toda esta gama de personajes encabezada por Ignatius apuntando su espada de plástico hacia el frente, nos están enviando un mensaje. A pesar de las injusticias y el dolor, No te rindas que la rueda sigue girando.

 

A menudo las novelas que son cómicas no son tomadas en serio. Se leen con ligereza, porque existe la idea equivocada de que lo que es cómico no puede ser importante. En la conjura de los necios John Kennedy Toole nos dice todo lo contrario, lo que es cómico encierra los mensajes más importantes. Claro, el humor de Toole no es un humor para todos, y eso limita un poco el alcance de la novela, porque es un humor negro, ácido. Y entiendo a los que no les gusta. Es normal. Sobre todo Ignatius, no es un personaje para todos. A muchos les puede repeler. Ignatius funciona dentro de extremos, es extremadamente glotón. Pero a la vez, es tremendamente pobre, por lo mismo cuando puede comer algo se lo devora.  Es excesivamente ególatra, pero muy torpe, perdí la cuenta de todas las veces que sucumbió ante la gravedad. Se cree muy listo, pero sin darse cuenta revela sus vergonzosas intimidades. Pregona contra el sistema, pero al mismo tiempo no puede perderse ninguna película. Su contradicción es humana. Sus extremos lo hacen gracioso, pero luego de la risa viene la sonrisa triste. Ignatius es grande, enorme, una montaña, pero es muy sensible, el mundo lo hiere. Su válvula se cierra, sus manos empiezan a picar. Sufre. En la conjura de los necios, luego de la risa, viene la tristeza. La amargura se cuela como un polizón a bordo, te invade inesperadamente y te hace reflexionar.

 

Ahora que lo pienso, cada uno de los personajes me gustó mucho. Creo que Toole explotó muy bien sus personalidades para hacer humor.  Agregó elementos físicos, cosas, objetos para a través de la reiteración hacer sus acciones más graciosas. Por ejemplo, jamás podré olvidar al señor Clyde y su tenedor, de Jones sus lentes y su eterna humareda, además de su lenguaje. De Santa Battaglia el retrato de su madre, de la señora Reilly sus zapatos de bolos, Los disfraces de Mancuso. La tabla para hacer ejercicios de la señora Levy, la visera verde de Trixie. Y la indumentaria de Ignatius, la cual ya era llamativa y que Toole acentúa más cuando pone la espada de juguete en sus manos y el resto de los accesorios de su disfraz.

 

Bueno, Lamento haber hecho una reseña tan larga, se que va en contra del buen gusto y la decencia, de la teología y la geometría. Pero espero les haya gustado. No vemos la próxima semana. Atentamente El zorro.

 

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 Ricardo Carrión

Administrador del blog