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jueves, 22 de marzo de 2018

Reseña Nº 209: La liga de los extraordinarios detectives

La liga de los extraordinarios detectives

Jacques Heath Futrelle (1875- 1912)
Richard Austin Freeman (1862-1943)
Ernest Bramah (1868-1942)
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936)
Anna Katherine Green (1846-1935)
Editorial Pictus
175 Páginas
Cuentos policiales

La editorial Pictus nos presenta esta espléndida antología de relatos policiales ingleses y estadounidenses de principios del siglo XX. Una época marcada por las escasas técnicas científicas de investigación por parte de la policía, predominando el poder de la observación y la obtención de pistas. Luego del éxito literario de Edgar Allan Poe a mediados del siglo XIX, que le dio un importante auge al relato detectivesco policial, sembrando la semilla de Auguste Dupin, provocó la aparición de muchos escritores que, llenos de ideas, crearon sus propios detectives y continuaron el legado. 

Esta edición está compuesta por cinco historias de cinco detectives diferentes, que alcanzaron cierta popularidad gracias a la habilidad narrativa e imaginación de sus creadores. La clave en este tipo de historias es la personalidad del detective, que destaca en medio de una ciudad gris, de personas grises y homogéneas. El detective es la excepción, es la chispa que brilla en medio de la neblina londinense y Neoyorquina. Jacques Futrelle sabía de esto y no halló nada mejor que adjudicarle un apodo llamativo a su creación: "La máquina de pensar". Así es conocido el detective Augustus SFX Van Dusen, debido a su naturaleza poco amigable y arisca con las personas y su gran uso de la lógica pura. En El caso del Rubens robado, resolverá una inexplicable desaparición de una obra de arte, donde solo su aguda mente podrá dar un orden lógico a una serie de extrañas pistas. 

"Dos más dos siempre es cuatro, no algunas veces, sino siempre." Pág. 23.

El relato más extenso del libro es protagonizado por el Dr. Thorndyke, detective creado por Austin Freeman, el cual es un médico, un científico en todo su esplendor, portador de su propio equipo forense portátil, con el cual realiza rápidos análisis en el lugar de los hechos para aprovechar el tiempo antes de que la pista se enfríe. Los relatos de Freeman tienen una particularidad. Son extensos porque primero nos relata el crimen en todos sus detalles, para luego hacer entrar en acción a su detective. Ya sabemos quién es el asesino y cómo se cometió dicho acto. Lo entretenido del relato es la forma en que el detective analiza las pistas y usa la lógica científica para desenredar todo y dar con el criminal. En El caso de Oscar Brodski utiliza esa estructura, dividiendo el relato en dos partes, una donde se comete un crimen y otra en donde se muestra cómo se resuelve. La primera parte es narrada en tercera persona y la segunda en primera por Christopher Jervis, también doctor en medicina y amigo de Thorndyke. Al cambiar de narrador acentúa el tono de asombro por la forma en que Thorndyke hace sus deducciones, resultando un relato muy entretenido.

"La observación rápida y la inferencia vienen con la práctica." Pág. 66.

Si nos pusiéramos a pensar en cuál de todos estos detectives es el más singular, definitivamente Max Carrados de Ernest Bramah, sería el elegido. Es completamente ciego, y no de nacimiento, sino debido a un desafortunado accidente. La supresión de la vista, no ha hecho más que potenciar su habilidad deductiva. La mejor forma de poder apreciar sus habilidades es leyendo uno de sus relatos como el que viene en esta edición: La moneda de Dionisio. En él, Max Carrados recibe la consulta de otro detective sobre una supuesta falsificación, pero debido al estado de su visión es subestimado por su compañero. Carrados, algo molesto, le demuestra sus habilidades: su aguda inteligencia, su alta percepción de sus sentidos y su conocimiento enciclopédico. No hay cabos que no pueda atar y lo deja demostrado en una representación impecable frente a su asombrado colega. 

"No creo que haya otra profesión que dependa más de la visión que la de un detective". Pág. 102. 

Para mí, el mejor relato de esta antología recae en el ingenio de Gilbert Keith Chesterton. Creador de uno de los detectives ingleses más famosos: El padre Brown.
Inofensivo, el padre Brown es un cura rural, es bajo, un poco obeso y posee un aire de legítima ingenuidad. Pero bajo sus modestos atuendos se oculta una sagacidad y astucia que en apariencia no tiene. Sus habilidades recaen en el conocimiento de las mentes criminales, debido a las confesiones que los pecadores le han hecho, lo que le permite pensar como ellos y anticipar sus movimientos. 
El primer relato en que aparece el modesto cura de Essex, es La cruz azul, relato que trae esta magnífica antología. En él, el Padre Brown deberá viajar a la ciudad portando un valioso objeto, sin saber que un hábil criminal, el más famoso del mundo, Flambeau, está tras sus pasos. 
Al contrario del resto de los autores, Chesterton no se encierra en un lugar donde se comete un crimen, sino que expande su historia por la ciudad dejando caer los rayos de sol del atardecer, coloreando un crepúsculo con sus palabras; un sello de todas sus historias. La forma en que logra generar misterio es a través de situaciones absurdas, las cuales parecen no tener sentido, pero que poco a poco se clarifica, hasta llegar a un final digno de un acto de prestidigitación. 

"Lo más increíble acerca de los milagros es que suceden. Un par de nubes se encuentran en el cielo. En medio de un viaje dudoso, un árbol se erige en el paisaje con la forma de un signo de interrogación." Pág. 121.

Y en esta edición no podía faltar una mujer detective: Violet Strange. Creada por Anna Katherine Green, una de las escritoras estadounidenses pioneras en la ficción detectivesca. Su obra inspiró a autores tan emblemáticos como Arthur Conan Doyle y Agatha Christie. 
Violet Strange es una mujer de la alta sociedad, es una joven bastante caprichosa, y que de forma secreta trabaja como detective. Su carácter es un poco frívolo y contrasta con su alta capacidad deductiva. En Una pista intangible, se encuentra con un caso bastante desagradable. El hecho escapa a sus escenarios habituales, pero debido a la insistencia de sus superiores toma parte en el asunto. Lo que todo un equipo de investigación policial no pudo detectar en el lugar de los hechos, sí lo hace la aguda visión de Strange, quien encuentra una pista intangible, que solo se puede ver con los ojos de la inteligencia. 

"Cuando me entero de algún caso con características tan desconcertantes, tiendo a conmoverme por algún hecho oculto más que por cualquier otro hecho visible". Pág. 170.

Yo soy un gran admirador de los detectives clásicos, he leído muchos relatos de este tipo y disfruté muchísimo este libro. Es recomendable tanto para lo que quieran conocer el género, como para los más experimentados; es entretención asegurada. El punto fuerte de esta edición es el rescate que se hace de detectives un tanto olvidados, y los sacan a la luz para que nuevos lectores puedan deleitarse con ellos. Una edición preciosa. La recomiendo mucho.



Muchas gracias a Editorial Pictus y a Editorial Zig-Zag por el envío del ejemplar

Ricardo Carrión
Administrador del blog