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lunes, 15 de agosto de 2022

Reseña: Esperando a Godot, de Samuel Beckett

 Reseña Nº 283: Esperando a Godot (Samuel Beckett)

 

¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo la reseña de Esperando a Godot, una de las obras maestras del galardonado con el Premio Nobel de literatura, Samuel Beckett. Fue escrita a finales de 1940 y finalmente publicada en 1952. Es una obra dramática que en primera instancia puede ser difícil de entender por lo disparatada que puede llegar a ser. Es por ello que el objetivo de esta reseña es ayudar a digerir de mejor manera la obra. Lo que les voy a exponer es solo mi interpretación, y espero les sea de guía para llegar a la suya propia.

 

Esta obra pertenece a lo que se conoce como el teatro del absurdo. Nombre o concepto bajo el cual se agrupó a un conjunto de obras por compartir ciertas características, como: ser incongruentes, disparatadas, con ambientes irracionales y llenas de sucesos ilógicos. En donde el espectador se pregunta, ¿qué hay detrás de todo esto? Son obras que buscan ser comprendidas a través de más de un significado.

 

Este conjunto de obras se gesta como consecuencia de la segunda guerra mundial, la que generó un clima de inestabilidad en la sociedad de mediados del siglo XX. Causó la separación del individuo con el mundo. El ser humano terminó por encontrarse solo, porque ya no comprendía su vida. A esto, Albert Camus lo llamó El absurdo.

 

El auge tecnológico y la guerra hizo que el ser humano comenzara a percibir su vida desde otra perspectiva, lo que le causó una terrible soledad y desamparo. Lo cual fue interpretado por diversos filósofos.

 

Por un lado Jean Paul Sartre decía que el individuo era libre, que debía forjar su propio camino, tomar sus propias decisiones. El ser humano, decía el autor, está condenado a ser libre. Por otro lado, Albert Camus enfrenta al hombre con la muerte y  explica que no existe una respuesta a la pregunta de si la vida tiene algún un sentido. Finalmente, desde más atrás, se oye el eco de las palabras de Nietzsche: Dios ha muerto. Debido a este panorama el ser humano de mediados del siglo XX cae en la soledad. No tiene un manual para seguir, nadie le dice lo que debe hacer, no sabe que hacer con su libertad. No existe un plan para su vida, entiende que al final haga lo que haga la muerte lo espera ineludiblemente. Y que no existe un ser todopoderoso que le de instrucciones, que le diga las reglas que debe seguir. El mundo que el ser humano conocía se desmorona y queda flotando en la nada. Se siente solo y sin sentido.  

 

 

En este contexto se forja Esperando a Godot, texto que concuerda muy bien con lo existencialista. Su composición es de apenas dos actos y trae cinco personajes: Estragón, Vladimir, Pozzo, Lucky y un muchacho. Estragón y Vladimir son los protagonistas y por sus atuendos parecen ser vagabundos, refugiados de la guerra. Ellos se encuentran en un camino a la espera de otro personaje llamado Godot. Y mientras aguardan, intentan llenar el vacío de su existencia, el vacío de la espera, con conversaciones sin sentido, monólogos contradictorios y acciones que recuerdan la comedia de Chaplin.

 

Vladimir y Estragón representan a ese ser humano alienado. De ellos no conocemos nada, ni su historia pasada, ni su relación con Godot, no sabemos nada más que lo que nos cuenta la historia en ese momento: sus acciones. Ellos representan a ese ser humano que flota en la vacío de la nada. Son dos personajes que en conjunto causan un efecto grandioso, ninguno puede estar sin el otro, porque si se separan irremediablemente comienzan a sentir la soledad. De esta forma esperan a Godot. Personaje que puede simbolizar muchas cosas, puede ser dios, aunque Beckett dice que no es la interpretación correcta. Pero Godot puede ser dios, como también una familia, un trabajo, un propósito. En el fondo, Estragón y Vladimir esperan algo en lo que creer. Esperan a alguien que le de un propósito a su existencia.

 

El absurdo en la obra viene a ser la falta de este propósito y también la falta de propósito en las mismas acciones de los personajes, en el sin sentido de sus actos. Todo lo que hacen no los lleva a ninguna parte, y seguirán así hasta que llegue Godot con su propósito. ¿Pero realmente llegará?

 

 

A Vladimir y Estragón se le suman tres personajes más durante el relato. Son cinco personajes que interactúan, pero al hacerlo, lo diálogos denotan que no se entienden. Hay incomunicación, carecen de la capacidad de comunicarse a pesar de que conversan y a veces parece que se entienden. Pero Beckett hace que el lector se pregunte: ¿realmente se comprendieron? Durante toda la obra lo intentan. Pero las palabras no bastan para expresar lo que no se puede expresar por medio de ellas. Por lo que el lector debe poner atención a algo más que las palabras: a gestos, acciones, al tono de voz y sobre todo a los silencios. Lo que dicen y lo que no dicen. Lo que hacen y lo que no hacen y el tiempo que transcurre entre cada una de las acciones. En conjunto parecen transmitir algo.

 

La obra parece absurda y disparatada porque ocupa un lenguaje privado de sentido. Lenguaje que consta de frases cortas, evasivas, repetitivas, breves y parcas. Acompañadas de algunos monólogos en apariencia contradictorios y confusos. Hay una economía de las palabras, o como muchos dicen, lo que practica Beckett es un minimalismo. No solo en texto, sino también en argumento, el cual es ínfimo: son dos personas que esperan que llegue otra. Nada más. El paisaje solamente consta de un camino, los personajes, su vestimenta y un escuálido árbol. Todo es economía, todo es minimizado, y lo poco que hay se aprovecha al máximo, un sombrero, un zapato, la rama de un árbol. Elementos que te dicen y transmiten muchas cosas. Es un ambiente hermético, cerrado y preciso donde te comunica mucho pero con poco.

 

Para Camus, el absurdo, ese quiebre entre el hombre y su mundo era como si el ser humano fuese un actor y el decorado representara las motivaciones de la vida y aquí se logra completamente ese efecto. Es exigua.

 

Esto transmite una sensación de desamparo tremenda por los personajes, conectas con ellos, porque parecen estar desnudos ante ti, puedes ver toda su humanidad brotando de ellos, buscando algo a lo que arrimarse. Y sus acciones cómicas te conmueven aún más porque se ríen de su desgracia. Aquí se cumple algo que Cortázar siempre decía, la mejor forma de abordar tragedias en literatura es mediante el humor.

 

Por otro lado, el tiempo es fundamental en esta historia. Es uno de los aspectos que más me ha causado confusión. Y por lo mismo intensifica en la obra el sentimiento de irrealidad e irracionalidad. Y esto porque cuando lees el libro sientes que tiene cierta continuidad. E inconscientemente piensas en el pasado de los personajes, lo buscas en la misma historia para conectarlo con ese momento que se está representando, pero no lo encuentras, porque nunca existió. Te das cuenta de ello en el segundo acto. En ese punto te das cuenta de que el tiempo nunca tuvo continuidad, sino que siempre fue discontinuo. La continuidad era una ilusión. Para cada personaje pareciese que corre un tiempo individual, no es un tiempo compartido por todos. Da la sensación de que cada uno se desplazara en él tiempo a retazos, son fragmentos aleatorios de ellos. Es un efecto muy extraño. Y puedes sentir que la espera, que te pareció cronológica en un inicio, puede que no lo haya sido y alcance el nivel de eternidad. Es un tiempo perdido, desperdiciado hasta el momento de la muerte. Es una espera hasta la muerte. Pareciese que el tal Godot fuese solamente su día final, y que todos los juegos realizados para llenar esa espera, todos los encuentros con personajes, fuesen solo la vida de un hombre común que no sabe que hacer con ella.

 

Yo les recomiendo que lean este libro sin una intención de forzarse a entenderlo. Lo mejor es entrar en esta historia dejándose llevar por los diálogos y juegos de los personajes, buscando significados en tu propio interior. Viajen con Estragón y Vladimir en el sin sentido de la vida. 

 

Puedes ver esta reseña en mi canal de youtube

 


 Ricardo Carrión

Administrador del blog


viernes, 5 de agosto de 2022

Reseña: El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl

 Reseña: El hombre en busca de sentido (Viktor Frankl) 

Viktor-frankl

¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo La reseña de El hombre en busca de sentido, un libro bastante corto de no más de 160 páginas. El autor es Viktor Frankl, psiquiatra austriaco. Y se trata de un libro bien especial, porque en este texto cuenta en primera persona los horrores que vivió durante la segunda guerra mundial.

Entre 1942 y 1945 fue internado en distintos campos de concentración. Y a partir de esa experiencia realiza este ensayo sobre el sentido de la vida y cómo encontrarlo.

 

Es un texto que podría considerarse de psicología, también de filosofía, y también lo podría definir como un relato testimonial. Estos tres ámbitos se combinan para entregar al lector un consejo de vida. El de la resiliencia. La capacidad del ser humano de recuperarse ante situaciones traumáticas. Es un libro que definitivamente podría ayudar a muchas personas que están pasando momentos difíciles al ver como una persona que pasó por situaciones peores logró encontrar una salida.

 

Yo he recomendado este libro a personas que quieren levantar su ánimo o que quieren superar situaciones difíciles. Y me han dicho, cómo una historia así de triste me va a ayudar a levantar el ánimo. Y eso es justamente la esencia de este libro: enfrentarte con el dolor y el sufrimiento, porque existen y nadie los puede eliminar de la realidad. Están ahí y debes superarlos. ¿Pero cómo?

 

Nos responde a través de una de la experiencias más horrorosas que un ser humano puede experimentar, ser un prisionero en los campos de concentración. Es muy probable que si comparamos nuestros problemas con los que vivió el autor, no sean nada.

 

Lo que tuvo que pasar Viktor, no es solo la privación de la libertad. Es no saber qué le sucedió a tu familia, cuál fue el destino de ellos mientras eras prisionero. Es enfrentarte a la muerte a cada instante, a los hornos crematorios, a la cámaras de gas, al maltrato y a los castigos. Es padecer hambre y al mismo tiempo forzarte a realizar trabajos en climas muy duros para que no te maten, sin ropa para enfrentar el frío, trabajando en la nieve con harapos. Es vivir como animales. Es sufrir maltratos psicológicos. Es perderlo todo. Es estar reducido a la más mínima expresión. A un ser humano desnudo. Es todo lo que eres y es todo lo que tienes.

En un punto el autor dice: Ocurre una desvalorización de todo lo que no favorezca la conservación de la vida propia. Lo demás que se consideraba superfluo.

 

Ya no importa lo material, solo tu carne, tu cuerpo, vivir.

 

El libro está dividido en dos partes. En la primera, el autor narra todas sus vivencias durante esos tres años de encierro y esclavitud. Pero lo hace con una prosa pragmática. El mismo lo dice, está narrado desde la perspectiva de un psicólogo. Por lo que no demuestra emotividad al narrar horrores con los que cualquiera podría soltar una lágrima. Pero aún así, el relato impacta, estremece, es fuerte. Pero el autor mantiene las experiencias a raya para ir demostrando como logró mantenerse humano en un mundo inhumano. Por lo que en cada experiencia detalla rasgos de su filosofía.

 

La segunda parte del libro se denomina Conceptos básicos de logoterapia. Aquí el texto deja el carácter testimonial para pasar a una prosa más técnica, ligada a la psicología: la logoterapia. Un método terapéutico creado por el propio autor con el que ayuda a las personas a encontrar el sentido a la existencia. No a partir del pasado, sino a partir del futuro, enfrentándolos al dolor y al sufrimiento y no evadiéndolo.

 

Esta segunda parte no fue parte de la publicación original, se agregó después como complemento, si me preguntan, es valiosa, pero lo que cautiva de este ensayo es la parte testimonial, allí está el corazón de la obra.

 

Este libro nos plantea algo que se puede aplicar a cualquier situación de vida. Hay que tener en cuenta que somos seres humanos y que nos encontramos viviendo nuestra vida normal. Pero en cualquier momento puede pasa algo que rompe nuestra cotidianidad y nos aísla de esa vida normal transportándonos a una especie de vida paralela donde solo hay sufrimiento. Donde solo está el problema. Frankl, es arrancado de su vida de psicólogo y es puesto en un campo de concentración.

El autor hace la analogía con La montaña mágica de Thomas Mann. Donde las personas que enfermaban debían ir a un sanatorio en la montaña y se alejaban de su vida habitual. Entrando a una especie de vida paralela, era su mi vida, pero al mismo tiempo no lo era. Porque no responde a una continuidad ideal, no responde a lo que esperan del futuro. Es un mundo aparte, con otro tiempo.

No necesariamente debes ser desplazado hacia otro lugar físico para sentirte así, como un campo de concentración, puedes seguir en tu mismo hogar en tu mismo espacio físico, pero cuando te impacta una situación difícil sientes que todo ha cambiado y es como si te desplazaras a otro lugar donde no quieres estar, has salido de tu zona.

 

En la primera parte del libro cuenta todo lo que pasó y vivió. La divide en tres fases o etapas: 1.- Internamiento en el campo, 2. Vida en el campo y 3. Liberación.

 

La primera etapa es la más chocante. Es donde entra de golpe a este nuevo mundo que lo descoloca y luego en las otras dos relata como va encontrando la forma de sobrevivir y de resistir.

¿Cómo encontrarle sentido a la vida en medio de la desesperación? El autor dice la siguiente frase: No importa lo que esperamos de la vida, sino que importa lo que la vida espera de nosotros.

Hay que dejar de preguntarnos sobre el sentido de la existencia y empezar a responder las preguntas que la vida nos pone por delante. Hay que dejar de pensar que el sentido de la vida es alcanzar un objetivo a través de la creación de algo valioso. Eres valioso porque eres tú. Muchos desprecian su vida por sentir que nunca lograran hacer algo importante. Cuando en realidad lo haces día a día.

 

Debes preocuparte por el ahora, lo que debes hacer hoy y superarlo. En el caso del autor y los prisioneros del campo de concentración. ¿Qué cosa valiosa podrían realizar siendo prisioneros? Y la respuesta era el sufrimiento, esa era la tarea inmediata a enfrentar. Y dejaron de evitarlo para darle cara. Avanzar, paso a paso, ese era su orgullo, no importa lo duro, avanzar, poco a poco. Caminar hacia adelante y cumplir las tareas que la vida pone en tu camino. Entonces surge la pregunta: ¿El sufrimiento le da sentido a mi vida? La respuesta es no, lo que debes hacer es darle sentido al sufrimiento.

 

El autor nos dice que debes ser consciente de que eres único e irremplazable y que puede haber un hijo, una familia esperándote solo a ti. Necesitan tu amor. O quizá un proyecto espera por ti, una obra, un libro, que solo tú puedes completar y que puede beneficiar a muchas personas. Si resistes, si luchas podrás ayudar a muchos que nadie más que tú lo podrá hacer. Existes y eres único, solo por eso ya tiene sentido tu vida. Tienes una responsabilidad. La responsabilidad de ser tú.

 

Y cuando entiendes que tienes esa responsabilidad, todo empieza a tener sentido y las situaciones que te vencían, ahora ya las puedes enfrentar. El autor cita a Nietzsche: Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo

 

 

A Viktor le quitaron todo en un momento, lo dejaron sin nada. Allí comprendió que a pesar de ello hay algo que no le pudieron arrebatar. La capacidad de elegir su actitud frente a la vida. El sufrimiento existe. No lo podemos evitar, es parte de la vida. Y solo tú puedes darle sentido para seguir adelante.  

 

Me pareció un texto que no solo puede ayudar e inspirar a muchas personas que están viviendo situaciones difíciles y que buscan un sentido para su vida. Sino también como recordatorio de las terribles atrocidades que el ser humano es capaz de realizar. Un recordatorio del holocausto.

 

También puedes ver esta reseña en mi canal de youtube

 


 

 

Ricardo Carrión

Administrador del blog

lunes, 1 de agosto de 2022

Reseña: Bajo las ruedas, de Hermann Hesse

 Reseña: Bajo las ruedas (Hermann Hesse)

libro hermann hesse

¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo La reseña de Bajo las ruedas, una novela preciosa y rápida de leer. Tiene apenas 204 páginas donde no sobra absolutamente nada. Siento que este es un libro ideal para adolescentes ya que trata una temática propia de su edad, pero que también puede ser apreciado por los que ya somos adultos. Es una crítica hacia el represor sistema educativo alemán de comienzos del siglo XX. Sistema educativo que claramente ha variado en el tiempo, pero que conserva su esencia. A Hermann Hesse se le conoce mucho por libros como Demian, Siddhartha, El lobo estepario y Narciso y Goldmundo, pero Bajo las ruedas no se queda atrás.

 

Este libro es publicado el año 1906 y es la segunda novela escrita por Hermann Hesse. Nos narra la historia de Hans, un pequeño niño que vive en un pueblo rural, casi anónimo. Un pueblo que no destaca por nada. Es por eso que, en la escuela, sus maestros se sienten muy orgullosos por contar con un estudiante como él. Un estudiante sobresaliente, dotado de una inteligencia fuera de lo común.

 

Esta es la gran oportunidad que tienen para sobresalir, se acerca la fecha para rendir un gran examen a nivel nacional y Hans es la gran apuesta de la escuela y el pueblo. Competirá con los estudiantes de otros establecimientos a nivel país por un cupo de Seminarista. Las personas del pueblo lo apoyan, y depositan en él toda su confianza. Sus vecinos, el zapatero, el alcalde, todos lo apoyan. Su padre, un hombre común pero ambicioso, un burgués al pie de la letra, ve en el seminario el único camino para su hijo, ya que al no ser ricos la inteligencia de su hijo podría asegurarle un futuro mantenido por el estado. Lo que Sería un gran alivio económico para él. Y lo alejaría, además, de un destino como aprendiz de algún oficio en el pueblo.

 

Su padre es un hombre claramente arribista y le ha inculcado a su hijo la idea de que él es superior a los demás y no debería rebajarse a ser un mero aprendiz. Todo este contexto, las ideas de su padre, el apoyo de la ciudad, de sus profesores, generan en este joven una gran presión en plena adolescencia. No basta con que siga las clases regulares, debe estudiar más aún, clases suplementarias, estudio constante en su casa, abandono de sus amigos, de sus juegos en el bosque, en el río, alejado de todo lo que ama.

 

Hans es sometido a un proceso de abstracción, es privado del contacto con los chicos de su edad, debe abandonar sus juegos, sus paseos y sumirse en el estudio constante y rígido. Y lo peor, es que siente que es su deber. Se lo han inculcado tanto que él cree que es lo correcto. No le han dado la libertad de elegir. Su padre y sus profesores han elegido su futuro sin siquiera consultarle..

 

La adolescencia es una época muy importante de cambio y de evolución, donde un ser humano florece en todo su esplendor, donde intenta conocerse a sí mismo y busca la exploración del mundo y la sociedad. Y a Hans le han negado todo eso. El sistema ha reprimido su espíritu y no lo deja desarrollarse más allá de sus rígidas paredes.

 

La novela no tiene una estructura literaria compleja, al contrario, es muy simple. Lo que facilita mucho su lectura. Además, la prosa de Hesse es hermosa, está llena de pausas que le dan al relato cierta cadencia que le imprime una atmósfera nostálgica, esa atmósfera tan característica de las historias del autor y que a momentos la combina con precisas descripciones de la naturaleza. Hesse utiliza mucho los colores para dar vida, para dar tonalidades a una historia melancólica. El gris del relato parece de pronto teñirse con los colores del cielo, de las montañas, de la luz del sol. Es un contraste precioso para una historia triste. Para una historia que busca la reflexión, que busca la denuncia de un sistema caduco.

 

Como les decía, su estructura es simple. La obra no tiene divisiones, Si se mira el índice, se pueden apreciar solo siete capítulos sin ninguna división, pero al leer la novela te puedes dar cuenta que hay tres partes bien delimitadas. La primera sirve como introducción a una idea, a una denuncia por parte del autor, centrándose en Hans como individuo, como un adolescente que es privado de su desarrollo como ser humano. Pero es la perspectiva de un solo individuo.

 

 

Por eso Hesse desarrolla la segunda parte con base en la incorporación de más personajes. Ya no se trata solo del protagonista sufriendo los rigores del sistema. Sino que a partir de él surgen personajes secundarios para explicar el mismo concepto en diferentes naturalezas humanas. Hans sigue siendo el centro de la narración, pero a partir de él el autor nos demuestra que no es el único caso, sino que es uno de muchos. Y que el mundo está lleno de delicadas almas que están siendo suprimidas. Demostrando que el problema es universal para todo adolescente que está despertando al mundo.

 

Y finalmente, en la tercera parte nos muestra las consecuencias de someter a dichas almas jóvenes a un sistema tan estricto. Es una introducción, un desarrollo y un desenlace. Muy claros, Hesse no busca la complejidad, busca un mensaje directo. Y lo logra.

 

Parece ser la típica historia Bildungsroman, es decir la clásica novela de aprendizaje. Donde el personaje, desde pequeño sigue un camino de aprendizaje que lo hace crecer y aprender de la vida. Pero aquí es todo lo contrario. No lo es. Es un camino que asciende y luego baja abruptamente. No es un camino de aprendizaje, no es una vida que crece y se proyecta al futuro, es un camino de destrucción.

 

¿Qué pasa cuando a un alma joven la presionas tanto que ya no puede continuar el camino que otros trazaron para él? Hesse nos muestra en detalle el desarrollo interior de un adolescente que sufre por no poder encajar. Su rememoración por su pasado, por su infancia, por sus momentos de felicidad y su visión desoladora de un futuro truncado. Dolor del alma que se manifiesta a nivel físico a través una crisis nerviosa a la que nadie parece darle importancia. Aspecto que Hesse critica duramente.

 

Incomprensión, falta de empatía, fracaso, causan algo inevitable en cualquier joven: el deseo de la muerte.

 

Esta novela es muy autobiográfica. Un joven y brillante Hermann Hesse fue alumno en un Seminario, en un monasterio tal como el protagonista de la historia. Del cual termina huyendo a los 15 años. Tras un intento de suicidio sus padres lo ingresan a una clínica psiquiátrica. El Diagnóstico es certero: Sufre de Melancolía.

 

Se trata de una novela que puede ayudar a muchos jóvenes en momentos difíciles, en momentos donde el mundo parece exigirles algo que es sagrado, despojarse de su propia humanidad para convertirse en engranajes de un sistema.

 

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Ricardo Carrión. Administrador del blog