El nombre del viento
Crónica del asesino de reyes: Primer día
Comentario, análisis y opinión
Patrick Rothfuss
872 páginas
Fantasía épica
Recuerdo que hace ocho años inicié este libro con la esperanza de sumergirme en la clásica historia de fantasía épica. Y cuando digo clásica, me refiero al héroe que inicia un viaje y vive muchas aventuras junto a sus amigos. Eso es lo que yo esperaba. Pero a medida que fui avanzando en el libro, me di cuenta de que eso no ocurriría y lo terminé abandonando en una parte determinada y me puse a leer La rueda del tiempo de Robert Jordan, saga que logró cautivarme por más de siete volúmenes sin parar.
En octubre de este año, decidí darle una nueva oportunidad a este libro que tenía a medio leer y lo retomé desde el inicio. La primera decepción llega pronto. Todo inicia normal, el relato está en tiempo presente, se van desarrollando los hechos y dando a conocer algunos personajes, hasta que definitivamente se da un giro que establece la narración definitiva que tendrá la historia. El protagonista, Kvothe, es el dueño de una modesta posada en un pueblo olvidado, utilizado un nombre falso, parece esconderse, o más bien esperar la muerte. De él se narran historias increíbles, proezas que ningún hombre ha realizado, pero alejado de todo eso, pasa los días atendiendo a sus clientes. Hasta que llega un conocido hombre apodado "Cronista" dispuesto a escribir la verdadera historia de Kvothe. Para eso le pide que se la cuente. El protagonista accede con la condición de que la contará en tres días.
"He robado princesas a Reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la universidad a una edad a la que a la mayoría no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Quizá hayas oído hablar de mí".
En esta primera entrega se dan a conocer los orígenes del protagonista, su niñez y juventud hasta los quince años. A medida que avanza el relato de Kvothe se va construyendo la visión del mundo ambientado en un época parecida al medioevo. Estructuralmente presenta tres escenarios, uno cuando es niño, otro cuando pasa por la transición hasta los quince y luego en la Universidad, siendo este último el más extenso de los tres y donde se desarrolla gran parte del libro. Los recuerdos universitarios de Kvothe no parecen nada sorprendentes, de hecho me recuerdan mucho a Harry Potter, con profesores que lo desprecian y otros que lo aprecian, y el clásico niño rico que lo odia y le hace la vida imposible. Además, la universidad es un edificio antiguo lleno de misterios y personajes muy extravagantes. El ambiente universitario es muy atractivo como escenario de fondo, lamentablemente el autor lo aleja de allí a menudo, de una forma muy poco asertiva.
Hay tres temáticas que Rothfuss baraja para generar tensión narrativa. La primera y la más importante es la magia, la cual llaman "Simpatía". Durante el relato se explica como el protagonista la aprende poco a poco, lo que genera curiosidad en el lector. Pero luego de un giro inesperado de los acontecimientos, que sucede exactamente cuando Kvothe cumple doce años, la historia decae enormemente, tanto así que, en ese momento fue cuando abandoné el libro hace ocho años. En esta ocasión me armé de paciencia y logré superar esa parte bastante tediosa. Cuando se sale de ella y comienzan los capítulos de la universidad se retoma el aprendizaje mágico y todo mejora.
El problema es que la segunda temática que ocupa el autor es el amor. Enamora al protagonista y se gasta muchos capítulos en ese cortejo innecesario. Interrumpe el aprendizaje de la magia y se dedica a desarrollar un romance desabrido.
Lo interesante del sistema mágico es que tiene dos niveles, el básico es la simpatía y el más avanzado es conocer el nombre de todas las cosas para poder llamarlas, como el nombre del viento. Y precisamente en esta temática el autor no desarrolla nada, no la profundiza.
La tercera temática interesante es la mitología que hay de fondo, rica en personajes malignos muy bien logrados pero que el autor tampoco logra profundizar en más de ochocientas páginas. En síntesis, de las tres temáticas, la que más desarrolla es la romántica, mientras lo verdaderamente interesante, la magia y la mitología quedan relegadas. Y se gasta gran cantidad de páginas en escenas de relleno sin sentido. Da la sensación de que alarga todo de forma intencional para lograr cumplir con los tres libros.
Otro punto bajo del libro es la carencia de personajes secundarios bien desarrollados, no hay ninguno que tenga cierta profundidad. Todo se concentra en Kvothe y es bastante arriesgado solo contar con el protagonista como pilar fundamental para un texto de ochocientas páginas. Hay dos personajes femeninos que podrían sustentar un poco la historia. Una es Denna y la otra Auri, pero aún así, al autor le faltó desarrollarlas más y darles más carácter, lo mismo pasa con los amigos de Kvothe y los profesores.
A pesar de ello logra algunas escenas entretenidas, pero les faltó algo para ser grandiosas. El personaje principal es excelente, muy bien construído, pero Rothfuss no logra sacarle provecho debido a su debilidad para narrar de forma más dinámica y estratégica. El final es bastante pobre, ya que solo se pausa la historia y se deja en suspenso para el próximo libro. No quedé encantado con este libro por lo que no creo que siga leyendo la saga.
"Todos nos contamos una historia sobre nosotros mismos. Siempre. Continuamente. Esa historia es lo que nos convierte en lo que somos. Nos construímos a nosotros mismos a partir de esa historia".
Ricardo Carrión
Administrador del blog
Es mi libro favorito, una lastima que no te parezca dinámico, yo lo devoré en unos días tanto el primero como el segundo y espero no tener que esperar otros 15 años para leer la conclusión de la historia jaja. Lo que me encanta de la literatura es que cada quien tiene sus gustos y sus criterios para unas personas un libro puede ser "meh" y para otros una obra de arte, el hecho de que eso pueda pasar me parece extraordinario. Un saludo!
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