Coronación (1957)
Análisis y opinión
José Donoso
Penguin Random House
Alfaguara
251 páginas
Coronación es publicada por el escritor Chileno José Donoso en 1957, es su primera novela. En ella retrata la decadencia de la clase burguesa Chilena de aquellos tiempos, a través de una familia santiaguina que vivió sus mejores momentos en la primera parte del siglo XX.
Elisa Grey de Ábalos es una anciana que supera los noventa años de edad. Vive en una antigua casona muy deteriorada por el paso del tiempo, cuyos habitantes también han sufrido sus efectos.
Debido a su precario estado de salud tanto física como mental, ya que padece Arteriosclerosis cerebral, se ve limitada a vivir en su habitación pasando todo el día en cama. Lo que requiere de una cuidadosa atención diaria a cargo de sus dos antiguas criadas que han envejecido junto a su señora: Lourdes, una especie de ama de llaves y Rosario la cocinera.
Ellas tres son las únicas habitantes de la casona, la cual mantiene casi todos sus salones cerrados, por la falta de visitas.
El único que visita a su abuela es Andrés Ábalos, su único familiar. Él no se ha casado y no tiene descendencia, tiene cincuenta y cuatro años. Fue criado por sus abuelos debido a la temprana muerte de sus padres cuando era apenas era un bebé. La buena posición económica de la familia permitió que Andrés tuviera una vida sin necesidades, y a la edad de 21 años tomó posesión de una cuantiosa herencia que aún lo mantiene. Debido a este holgado pasar económico, y a una profunda naturaleza contemplativa, nunca ha vivido su vida al máximo; no ha amado con pasión, no ha tenido grandes ambiciones, y se ha refugiado en una absurda colección de bastones y en intrincadas lecturas; dedicándose a ver la vida pasar.
La avanzada edad de las criadas ha dificultado el cuidado de misiá Elisa, por lo que han tenido que recurrir a alguna empleada temporal para que se haga cargo de ella. Pero los continuos arranques de locura de la enferma ha colmado la paciencia de todas y se marchan rápidamente, por lo que Lourdes decide finalmente traerse del campo a una joven de diecisiete años llamada Estela.
La irrupción de Estela en la casona, trae consigo no solo su vitalidad, paciencia y costumbre a los malos tratos del campo, sino que conecta de algún modo el mundo burgués de la casona con el de las clases más bajas. Lo que termina por mover los estáticos cimientos de está olvidada familia, y más aún: Estela enciende una pasión que se creía extinta en el helado corazón cincuentón de Andrés Ábalos.
La novela tiene un aspecto gris, tan gris como sus protagonistas. Pero el color y la vida se encuentra en la armónica estructura creada por Donoso, que capta la atención del lector con maestría. Al principio aprovecha la curiosidad que genera la vacía vida de Andrés y la locura de misiá Elisa para ahondar en el pasado del nieto y la abuela. Una vez dibujado el retrato de esta familia en decadencia, profundiza en el resto de los personajes.
Así Donoso genera un paralelo entre la holgada vida burguesa y una clase popular llena de carencias, con una vida siempre al límite de sus necesidades básicas. Pero lo maravilloso del libro es que nada de lo que el autor inserta en la novela tiene un solo propósito. Porque este contraste entre clases no solo lleva a encontrar las típicas diferencias materiales, sino que también diferentes posturas ante la vida.
A través de Andrés nos lleva a tratar temas existenciales muy profundos; el protagonista es un cincuentón que no tiene ningún tipo de acción física salvo en las páginas finales, pero sus cuestionamientos impulsan constantemente la historia, toda la acción del personaje se realiza en su mente, en sus recuerdos y en sus arrepentimientos de un vida sin uso, sin ambiciones, que brindan esa sensación de vacío existencial a flor de piel. Y cuando el vacío ya no es suficiente para encantar al lector y las preguntas introspectivas se agotan, viene el punto de inflexión que toda crisis existencial detona; el protagonista "desea" por primera vez en su vida algo con toda su alma.
Elisa Grey de Ábalos es el personaje que le da la estructura a la novela, en ella descansan los temas de la decadencia y la locura. Donoso la mantiene en cama como un ser que se conserva estoico soportando un gran peso, su sola existencia influye en el comportamiento de los otros personajes; debido a ella Estela y Andrés son atraídos a la casa. Todo gira a su alrededor, y cuando ella sea coronada otros deberán cargar con el peso que lleva soportando tantos años.
Con Andrés el autor se siente cómodo generando el ambiente reflexivo de la novela. Pero necesita que haya acción, personajes que generen situaciones con sus desplazamientos. Esa función la desempeñan los personajes más jóvenes pertenecientes a la clase baja, los humildes. Representados por Estela y su vínculo con Mario y su entorno. Ellos encarnan a esa gente que no tiene que comer, que vive al día y se ve obligada a realizar hasta los actos más deshonrosos para llevar comida a la casa, son los que toman las desiciones sin cuestionarse, viven la vida al máximo, para ellos no hay un mañana, hay un ahora.
Ellos generan las transiciones más rápidas en la novela y el segundo contrapunto entre burgueses y pobres. No requieren de una profundización de sus reflexiones porque son todo lo contrario a Andrés, actuar y satisfacer sus deseos personales en el momento, es su terreno, mientras que el terreno de Andrés son las reflexiones faltas de acción. Y Donoso juega maravillosamente con esa dualidad. Sobre todo cuando llega al final, cuando cambia los papeles y por primera vez Andrés actúa y quiere tomar lo que desea, ahí es cuando los demás deben renunciar a lo suyo, pero ya es demasiado tarde porque misiá Elisa ya ha sido coronada.
Da la impresión de ser un novela difícil de digerir, pero realmente no lo es. Está muy al alcance de todo el público. Es sumamente realista Tiene una prosa bella y elegante, con un narrador omnisciente inspirado por la decadencia y el olvido. Me parece la novela perfecta para comenzar a leer a Donoso.
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Elisa Grey de Ábalos es una anciana que supera los noventa años de edad. Vive en una antigua casona muy deteriorada por el paso del tiempo, cuyos habitantes también han sufrido sus efectos.
"Era verdad que tanto la casa como sus habitantes estaban viejos y rodeados de olvido". Pág. 19.
Debido a su precario estado de salud tanto física como mental, ya que padece Arteriosclerosis cerebral, se ve limitada a vivir en su habitación pasando todo el día en cama. Lo que requiere de una cuidadosa atención diaria a cargo de sus dos antiguas criadas que han envejecido junto a su señora: Lourdes, una especie de ama de llaves y Rosario la cocinera.
Ellas tres son las únicas habitantes de la casona, la cual mantiene casi todos sus salones cerrados, por la falta de visitas.
El único que visita a su abuela es Andrés Ábalos, su único familiar. Él no se ha casado y no tiene descendencia, tiene cincuenta y cuatro años. Fue criado por sus abuelos debido a la temprana muerte de sus padres cuando era apenas era un bebé. La buena posición económica de la familia permitió que Andrés tuviera una vida sin necesidades, y a la edad de 21 años tomó posesión de una cuantiosa herencia que aún lo mantiene. Debido a este holgado pasar económico, y a una profunda naturaleza contemplativa, nunca ha vivido su vida al máximo; no ha amado con pasión, no ha tenido grandes ambiciones, y se ha refugiado en una absurda colección de bastones y en intrincadas lecturas; dedicándose a ver la vida pasar.
"No, Andrés, tú no has vivido, has soslayado la vida". Pág. 88.
La avanzada edad de las criadas ha dificultado el cuidado de misiá Elisa, por lo que han tenido que recurrir a alguna empleada temporal para que se haga cargo de ella. Pero los continuos arranques de locura de la enferma ha colmado la paciencia de todas y se marchan rápidamente, por lo que Lourdes decide finalmente traerse del campo a una joven de diecisiete años llamada Estela.
La irrupción de Estela en la casona, trae consigo no solo su vitalidad, paciencia y costumbre a los malos tratos del campo, sino que conecta de algún modo el mundo burgués de la casona con el de las clases más bajas. Lo que termina por mover los estáticos cimientos de está olvidada familia, y más aún: Estela enciende una pasión que se creía extinta en el helado corazón cincuentón de Andrés Ábalos.
"No podía ser. Andrés había dejado atrás su juventud hacía mucho años, intacta y casi sin uso. No podía ser. Estela era joven y él no lo era, ella era hermosa y él no lo era". Pág. 137.
La novela tiene un aspecto gris, tan gris como sus protagonistas. Pero el color y la vida se encuentra en la armónica estructura creada por Donoso, que capta la atención del lector con maestría. Al principio aprovecha la curiosidad que genera la vacía vida de Andrés y la locura de misiá Elisa para ahondar en el pasado del nieto y la abuela. Una vez dibujado el retrato de esta familia en decadencia, profundiza en el resto de los personajes.
Así Donoso genera un paralelo entre la holgada vida burguesa y una clase popular llena de carencias, con una vida siempre al límite de sus necesidades básicas. Pero lo maravilloso del libro es que nada de lo que el autor inserta en la novela tiene un solo propósito. Porque este contraste entre clases no solo lleva a encontrar las típicas diferencias materiales, sino que también diferentes posturas ante la vida.
A través de Andrés nos lleva a tratar temas existenciales muy profundos; el protagonista es un cincuentón que no tiene ningún tipo de acción física salvo en las páginas finales, pero sus cuestionamientos impulsan constantemente la historia, toda la acción del personaje se realiza en su mente, en sus recuerdos y en sus arrepentimientos de un vida sin uso, sin ambiciones, que brindan esa sensación de vacío existencial a flor de piel. Y cuando el vacío ya no es suficiente para encantar al lector y las preguntas introspectivas se agotan, viene el punto de inflexión que toda crisis existencial detona; el protagonista "desea" por primera vez en su vida algo con toda su alma.
"Ahora sabía muy bien que alguien que ha elegido ser cadáver no puede resucitar porque sí, porque repentinamente se le antoja". Pág. 138.
Elisa Grey de Ábalos es el personaje que le da la estructura a la novela, en ella descansan los temas de la decadencia y la locura. Donoso la mantiene en cama como un ser que se conserva estoico soportando un gran peso, su sola existencia influye en el comportamiento de los otros personajes; debido a ella Estela y Andrés son atraídos a la casa. Todo gira a su alrededor, y cuando ella sea coronada otros deberán cargar con el peso que lleva soportando tantos años.
¿Su abuela, entonces, a pesar de su locura, vio algo que él no se había atrevido a ver? ¿Podía ser que la locura fuera la única manera de llegar a ver hondo en la verdad de las cosas? Pág. 132.
Con Andrés el autor se siente cómodo generando el ambiente reflexivo de la novela. Pero necesita que haya acción, personajes que generen situaciones con sus desplazamientos. Esa función la desempeñan los personajes más jóvenes pertenecientes a la clase baja, los humildes. Representados por Estela y su vínculo con Mario y su entorno. Ellos encarnan a esa gente que no tiene que comer, que vive al día y se ve obligada a realizar hasta los actos más deshonrosos para llevar comida a la casa, son los que toman las desiciones sin cuestionarse, viven la vida al máximo, para ellos no hay un mañana, hay un ahora.
"Andrés sabía ahora que solo lo incompleto, y por lo tanto lo que necesita, está vivo; que lo que se basta a sí mismo, en cambio, es piedra, objeto que no puede crecer ni morir ni aumentar más que en forma maquinal, porque la necesidad es la esencia misma de la vida". Pág 239.
Ellos generan las transiciones más rápidas en la novela y el segundo contrapunto entre burgueses y pobres. No requieren de una profundización de sus reflexiones porque son todo lo contrario a Andrés, actuar y satisfacer sus deseos personales en el momento, es su terreno, mientras que el terreno de Andrés son las reflexiones faltas de acción. Y Donoso juega maravillosamente con esa dualidad. Sobre todo cuando llega al final, cuando cambia los papeles y por primera vez Andrés actúa y quiere tomar lo que desea, ahí es cuando los demás deben renunciar a lo suyo, pero ya es demasiado tarde porque misiá Elisa ya ha sido coronada.
"La mano del mal los había alcanzado a todos, estaban confundidos en sus desesperaciones solitarias y el mal se había aprovechado para llegar a cada uno por un camino distinto". Pág. 240.
Da la impresión de ser un novela difícil de digerir, pero realmente no lo es. Está muy al alcance de todo el público. Es sumamente realista Tiene una prosa bella y elegante, con un narrador omnisciente inspirado por la decadencia y el olvido. Me parece la novela perfecta para comenzar a leer a Donoso.
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Ricardo Carrión
Administrador del blog
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