La trilogía de los tres cuerpos es una saga de ciencia ficción premiada internacionalmente y con la cual, Cixin Liu, ha logrado conquistar a muchos lectores por su arduo conocimiento de los principios fundamentales de la ciencia. A través de la historia construye mentalmente paso a paso
un camino para que el lector no vea incoherencias, y crea posible los
hechos que relata.
Lo fascinante de esta historia, no son los hechos puntuales, sino
su explicación, que rebasa las fronteras de la ciencia moderna, hacia
dimensiones inimaginables, mostrando la originalidad de un autor
brillante, justo merecedor del Premio Hugo 2015. Es de esas historias
que encantan, ya que hacen ver lo tradicional desde un ángulo
diferente e innovador. En este libro, la ejecución narrativa y
la profundidad de personajes, pasa a un segundo plano, porque la idea se
sobrepone a la forma.
Orden de lectura de los libros Trilogía de los tres cuerpos:
¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy
les traigo La reseña de Solaris del autor polaco de ciencia ficción Stanislaw
Lem. Solaris es una novela diferente a lo que he leído con anterioridad del
género. Porque intenta ir más allá de las fronteras de nuestra imaginación. El
argumento sí es bastante conocido y utilizado a menudo en las historias de este
tipo. Se trata de los seres humanos tratando de ampliar las fronteras de la
humanidad a través de la conquista del espacio. Del descubrimiento de nuevos
mundos y sobre todo del ansia de encontrar otras inteligencias en el universo. En
el fondo de eso trata Solaris, del encuentro del ser humano con una
inteligencia alienígena.
Lo novedoso de esta historia es que
la inteligencia encontrada se aleja de una visión antropocéntrica. Es decir,
que no tiene ninguna relación con el ser humano. Ni física, ni social, ni
religiosa. Nada. Generalmente las historias de ciencia ficción que hablan de
otros mundos y de otros seres se basan en la realidad humana como punto de
partida para su construcción. En Solaris no.
Y esto es en gran medida lo que
impulsa la acción de los personajes. El intentar hacer contacto entre
inteligencias totalmente diferentes, por lo tanto también hablamos de lenguajes
diferentes. Lo que hace de la comunicación toda una proeza.
No puedo adelantarles muchos detalles
de la novela porque gran parte de su encantó está en ir descubriendo poco a
poco los detalles de este encuentro. Pero sí puedo entregarles algunos datos
generales.
Solaris es un planeta que gira
alrededor de dos soles gemelos, uno rojo y uno azul, es decir, es un planeta
que gira alrededor de estrellas binarias y por esta condición según la ciencia
humana, en Solaris no debería existir vida. Porque las perturbaciones
gravitacionales que se generan por el sistema binario van modificando la orbita
del planeta constantemente. En ocasiones acercándolo demasiado y en otras
alejándolo mucho, pasando por periodos de radiación extrema y por otros de
mucho frío. Estos cambios no permiten una estabilidad para que ningún tipo de
vida se mantenga en el tiempo.
Pero después de varios años de
observación. Algo sorprendió a los científicos humanos. Solaris mantenía una
orbita fija. No cambiaba. Es decir, algo en el planeta, corregía la orbita a
pesar de la irregularidad que esta debería tener. Por lo que la posibilidad de
la existencia de vida pasó de lo imposible a lo posible.
Luego de varias expediciones al
planeta, finalmente los seres humanos instalan una estación experimental para
estudiar Solaris a fondo y lograr el tan esperado Contacto. Es en esa estación
donde se desarrolla el grueso de la novela.
El protagonista de la historia es
Kris Kelvin, un psicólogo y además un experto en Solarística, es decir, en la
ciencia que estudia el planeta Solaris. Llega a la estación nada más al iniciar
la historia. Donde se encuentra con un panorama que lo dejará desde el
principio de la historia totalmente desconcertado, y claro al lector también.
Algo pasa en la estación y lo irá descubriendo poco a poco. Él mismo narra los
acontecimientos por lo tanto se trata de un relato con una narración en primera
persona.
En la estación Solaris Hay otros
científicos pero su comportamiento es extraño. Parecen muy afectados. Al ser
narrados los acontecimientos en primera persona nos niega la posibilidad de
saber lo que pasa por la mente de estos personajes, limitándonos a la visión de
Kelvin. Lo que acentúa la atmósfera de misterio, suspenso y desconcierto. Como
solo podemos ver dentro de la estación a través de los ojos de nuestro
protagonista, solo podremos contar con sus descripciones del entorno y de las
acciones de los otros personajes. Es decir, podemos intentar deducir lo que
sucede, pero solo lo sabremos con certeza cuando las cosas pasen o cuando los
demás decidan hablar de ellas. Porque solo podemos saber lo que piensan y
sienten cuando dialogan con Kelvin. El diálogo es uno de los principales
recursos del autor para exponer sus ideas. Eso sería el argumento.
Ahora en estructura. Solaris, a mi
parecer, es una novela que se divide en tres hilos conductores que el autor
integra muy bien en la historia y que en
un inicio parecen no tener mucha relación entre sí pero que finalmente terminan
confluyendo. Demostrando así la maestría narrativa de Lem. El primer hilo es el
misterio que acontece en la estación, el segundo es todo lo que concierne a las
características del planeta solris y el tercero es todo lo que tiene que ver
con la vida personal del protagonista Kris Kelvin.
Lo que le da la estructura central a
la novela es el misterio que sucede en la estación. Y a partir de esa columna
vertebral se van desprendiendo todas las incógnitas que presenta el planeta
Solaris, es decir, se cuenta todo lo que se sabe de él. Como lectores vamos
descubriendo sus características y el por qué es tan especial. Esto se logra a
través de muchas descripciones que son en gran medida la parte más difícil de
leer de la novela ya que te exige una gran imaginación. Solaris es descrito por
el mismo Kelvin cuando se detiene a leer algún libro o archivo relacionado con
el planeta y las investigaciones que se han hecho de él.
Las lee y reflexiona sobre ellas, lo
que le permite al lector enterarse de todo lo que se ha descubierto a lo largo
de los años. Por lo tanto no solo intentaremos resolver el enigma de lo que
sucede en la estación, sino también de la naturaleza del planeta. Eso genera una
gran tensión narrativa. Pero ésta se complementa aún más cuando entra en juego
la psicología del personaje principal. Recordemos que Kelvin es un narrador en
primera persona, por lo que sus pensamientos y emociones están a nuestra
disposición. Y entender los enigmas de su interior y su vida pasada, es también
parte del misterio.
En el fondo, el autor lanza al ser
humano al gran e inmenso espacio. Un espacio sin límites pero que por su
naturaleza debe surcar en naves, capsulas y estaciones espaciales. El ser
humano va a la conquista de lo infinito pero encerrado entre cuatro paredes,
confinado a pequeños espacios, exacerbando lo claustrofóbico. Encerrándolo, aislándolo
y dejándolo en compañía con quizá su peor enemigo. Con él mismo. Con su mente.
Lo que parece afectar su cordura.
Porque el viaje que planea el autor
hacia lo exterior, no es más que un viaje hacia al interior del ser humano. Hacia
lo que ha vivido, retornando a los errores que ha cometido y recuerdos
reprimidos. Todos los elementos de ciencia ficción están colocados
estratégicamente para convertir este contacto alienígena en un contacto con el
yo interior. Transformándose en una novela filosófica, religiosa y psicológica.
Al fin y al cabo, el espacio no hace
más que develar lo que el hombre silencia al dejarlo solo consigo mismo. Se da
cuenta de lo diminuto que es, de lo diferente que es, y de lo solo que está.
Solaris es también una novela sobre la soledad, a nivel individual y a nivel
colectivo porque la sociedad humana también está sola en el universo.
Pueden existir muchas clases de vidas
inteligentes, pero pueden ser tan distintas a nosotros que incluso aunque de
los dos lados nos esforcemos en comunicarnos, el contacto puede jamás
realizarse. Y el aislamiento no terminará. Por nuestras propias limitaciones.
Esa limitación la expone muy bien el
autor a lo largo de toda la novela. No describe todos los estudios y
exploraciones que ha hecho la humanidad sobre el planeta Solaris para solo
contarnos como es el planeta. Sino también para mostrar los métodos que usa el
ser humano para investigar, y como no es capaz de cambiar de perspectiva para
obtener resultados diferentes. El estudio del planeta Solaris no es más que un
choque constante contra una pared una y otra vez.
Se estudia a Solaris bajo el marco de
la razón, de la ciencia y de los números. Que es en lo único que cree y conoce
el ser humano. No aplica otro tipo de métodos e incluso se burla de ideas que
no apliquen un marco científico. Todo lo que creen subjetivo e irracional lo
desechan. Cuando lo que prima en Solaris es lo irregular. Es decir, intentan
entenderlo dentro de lo regular cuando Solaris escapa a ese encuadre.
Recordemos que es un planeta que tiene una orbita cambiante y que la va adaptando
de acuerdo a lo que necesita para mantenerla fija. Solaris pertenece a un mundo
irregular y como seres humanos lo vemos así porque no conocemos nada más allá
que nuestras propias experiencias. No conocemos nada más allá de lo
antropomórfico. Y cuando vemos algo distinto que escapa a nuestra compresión,
solo vemos caos. Cuando perfectamente lo que parece irregular o irracional,
para otro tipo de vida puede ser perfectamente coherente. Pero para nosotros
no, porque no tenemos la capacidad de ver ese orden. En lo que otros ven orden,
nosotros vemos caos.
Y puede que la clave para descifrar
ese orden la tengamos en nuestro interior. Puede que por eso el autor nos lleve
a un viaje hasta las profundidades de nuestro ser, como diciendo que la
respuesta no está en nuestro cerebro, no está en nuestra razón, sino en nuestro
corazón. En eso que llamamos alma. Y quizá por eso el amor también fluye como
una temática importante dentro de la obra.
Stanislaw Lem nos lleva a conocer
otro mundo, otra vida inteligente, lo que siempre anhelamos. Pero al ir leyendo
nos damos cuenta que el misterio del universo, que el misterio de otras
inteligencias no son más que pequeñas incógnitas frente a todo lo que
desconocemos de nuestra propia naturaleza humana.
¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy
les traigo la reseña de El desierto de los tártaros del escritor italiano Dino
Buzzati. Novela publicada en 1940. Muy elogiada por Borges quien incluso le
escribió un prólogo que lamentablemente no viene en esta edición. Pero les
comparto un pequeño fragmento:
Podemos conocer a los antiguos,
podemos conocer a los clásicos, podemos conocer a los escritores del siglo XIX
y a los del principio del nuestro, que ya declina. Harto más arduo es conocer a
los contemporáneos. Son demasiados y el tiempo no ha revelado aún su antología.
Hay, sin embargo, nombres que las generaciones venideras no se resignarán a
olvidar. Uno de ellos es, verosímilmente, el de Dino Buzzati.
Los que conocen los gustos literarios
de Borges entenderán que si a él le
encantaba este autor es porque también estaba bastante ligado a la literatura
fantástica. De hecho, El escenario del desierto de los tártaros tiene un aire
muy similar a los escenarios de los cuentos borgeanos. Pero también se puede
relacionar esta novela con lo absurdo de las historias kafkianas, cuyos
personajes viven situaciones muy extrañas de las cuales nunca logran encontrar
una solución o salida. Otro componente importante en esta novela es lo
existencial. Se trata indudablemente de una novela existencialista, que
profundiza psicológicamente en sus personajes. Por lo mismo también se le
asocia a Esperando a Godot de Beckett o a el extranjero de Albert Camus. Los diversos
matices en la ficción de Buzzati hace del El desierto de los tártaros una
experiencia lectora grandiosa. Tenemos, lo fantástico, lo existencial, lo
psicológico y lo absurdo. Pero hay más, ya les contaré.
La novela inicia de esta manera:
Nombrado oficial, Giovanni Drogo
partió una mañana de septiembre de la ciudad para dirigirse a la Fortaleza
Bastiani, su primer destino.
Giovanni Drogo ha sido nombrado
teniente del cuerpo militar italiano. Y sin que nadie le preguntara, lo han
destinado a un puesto fronterizo llamado la Fortaleza Bastiani. Para todo nuevo
oficial es importante este primer destino. Y Giovanni no duda en presentarse en
servicio.
Esta primera línea deja en evidencia
algo muy importante. Destaca que Giovanni deja la ciudad, es decir, que vivía
en un mundo normal. Era un ciudadano, con familia y amigos. Y se dirige a esta
Fortaleza que a medida vamos leyendo, no es fácil de encontrar y peor aún, está
muy, pero muy alejada de la ciudad. Y para colmo, no es lo que un nuevo oficial
podría esperar de su primer destino, es tan solo un recinto de segunda categoría,
nada espectacular para alguien que quiere hacer carrera militar.
—Es un trozo de frontera muerta…
—¿Cómo frontera muerta?
—Una frontera que no preocupa.
Delante hay un gran desierto.
—¿Un desierto?
—Un desierto, efectivamente, piedras
y tierra seca; lo llaman el desierto de los tártaros.
Cuenta la leyenda que probablemente
los tártaros se hayan asomado a esa frontera, que incluso la hayan atacado,
pero es solo una leyenda, no hay nada cierto. Y desde entonces han pasado años
y años sin recibir ningún ataque.
Si se fijan, iniciamos el relato, con
absoluta certeza de la realidad. Un joven oficial, una carrera militar, una
ciudad. Algo concreto. Realidad. Y de pronto el autor nos presenta este puesto
fronterizo que por sus características, parece algo realmente absurdo, como las
historias kafkianas. Porque está defendiendo una frontera que nunca ha corrido
peligro. Da la sensación de estar Fuera del tiempo, como los relatos borgeanos.
Es una construcción en decadencia en medio de un paisaje desértico. Que emana
desolación, abandono. Inutilidad. El tiempo en la ciudad corre normal pero al
parecer en la fortaleza, no. Tal cual Como en la Montaña mágica de Thomas Mann.
Donde para el sanatorio ubicado en la montaña existe un tiempo diferente al de
la ciudad. Algo similar a lo que ocurre en La fortaleza Bastiani de Buzzati.
Los muros desnudos y húmedos, el
silencio, la escualidez de las luces… Todos allí dentro parecían haber olvidado
que en alguna parte del mundo existían flores, mujeres risueñas, casas alegres
y hospitalarias. Todo allí dentro era una renuncia…
Buzzati, periodista, escribe esta
novela al finalizar su jornada de trabajo en la redacción de un periódico. Sumido
en una rutina y monotonía que no le permitía sentirse realizado. Plasma ese sentir
en su novela. Y en vez de elegir la redacción de un periódico como escenario,
elige una fortaleza militar ubicada en un desierto, en la frontera de dos
ciudades ficticias. Y eso es justamente lo que le da un carácter tan especial a
su historia porque una problemática completamente actual y real se refleja en
un mundo en apariencia fantástico. Es aquí donde como lectores nos damos cuenta
de que el paisaje donde se desarrollan los acontecimientos, no funciona solo
como paisaje, sino como representación de la propia monotonía y el paso del
tiempo. El desierto, siempre igual, siempre arena y roca, siempre eterno. Nada
al parecer cambia, pero el viento corre, hay erosión y deterioro. Existe un
efecto ilusorio de que el tiempo se ha detenido, pero en realidad ha seguido su
curso. Y los personajes de la historia no parecen percibir su paso.
Ayer y anteayer eran iguales, no
habría ya sabido distinguirlos; un hecho de tres días antes o de veinte acababa
pareciéndole igualmente lejano. Así se desarrollaba, sin saberlo él, la huida
del tiempo.
Y este paisaje no solo funciona como
una representación de la vida estática, de la monotonía. También es un reflejo
psicológico del personaje principal. El paisaje es un vistazo al propio
interior de Giovanni Drogo.
Le parecía reconocer las bajas rocas
caídas, el valle tortuoso sin árboles ni verde. Aquellos precipicios sesgados y
por último aquel triángulo de desolada llanura que las rocas de delante no
lograban ocultar. Ecos profundísimos de su alma se habían despertado, y él no
sabía entenderlos.
La vida militar también es una
característica importante dentro de la novela, porque la rigurosidad y la
disciplina que existe en una fortaleza fronteriza son vitales, los santo y
seña, la limpieza, la vigilancia, la rutina, el horario. Todo eso indica repetición,
pase lo que pase, pase el tiempo que pase, esa rutina no va a cambiar y es un
reflejo perfecto de una vida monótona en la actualidad. Es la propia vida de
Buzzati, pero trasladada al mundo militar. Por lo tanto, estos soldados,
encerrados en un viejo y destartalado puesto fronterizo, sometidos a una vida
repetitiva y melancólica, levantan la cabeza, miran hacia la frontera y solo
ven desierto. No existe nada verde, nada vivo que indique el paso del tiempo.
Solo piedras. Mirar fuera de la fortaleza es como mirar dentro de sus propias
almas, es un reflejo de ellos mismos.
La fortaleza, en cambio, encerraba
pobres hombres, indefensos contra la obra del tiempo, cuyo último término se
aproximaba.
Por lo tanto, este lugar alejado del
mundo, aislado. Se presta para que los que están ahí tomen conciencia de la
vacuidad de la vida, del sin sentido de la existencia. Y es justamente lo que
le pasa a Drogo. Ya que la novela funciona como una gran metáfora de la vida de
cualquier persona.
Te pasas toda tu juventud
persiguiendo metas, una tras otra, la escuela, la universidad, la familia, los
hijos. En el caso de Drogo, su carrera como militar, su meta de llegar a ser
teniente, luego la de ir a su primer destino y luego que, que sigue, siempre
hay algo más. Se alcanza una meta y nos proponemos una nueva inmediatamente.
Pero en el caso de Drogo y en la de muchas personas, qué pasa cuando la
siguiente meta no llega, algo que esperan tan ansiosamente nunca llega, se
aplaza, se demora, y aunque pase el tiempo sigues creyendo dentro de ti que
vendrá, que llegará. Ese es el caso que nos plantea Buzzati. La espera. Y
mientras se espera, el tiempo parece acelerarse y devora los días.
El tiempo inexplicablemente, había
echado a correr cada vez más veloz, se tragaba los días uno tras otro.
La vida de Giovanni drogo marcha como
la de todos. Meta tras meta, vive en la ciudad, se compara con los demás, y
siente que es como ellos, que sigue su mismo camino. Hasta que le toca marchar
a la fortaleza, allí se produce el punto de quiebre. Se separa de la ciudad, de
sus amigos y familiares, se desprende de la normalidad y ya no sigue su ritmo.
Su destino se ha truncado. Y lo que puede darle sentido a su vida, parece
aplazarse indefinidamente. Ahí entre en juego la espera. Eso que puede darle un
propósito está muy lejos y quizá nunca suceda. Es lo mismo que les pasaba a
Estragón y Vladimir, de Esperando a Godot. La eterna espera por algo que les de
sentido a su vida. De la misma forma Drogo se mantiene esperando aquello junto
a sus compañeros de la fortaleza. Mientras tanto, el tiempo parece acelerarse,
los días pasan rápidamente, todos son iguales. De eso se encarga la rutina.
Y luego de tanta espera, luego de la
desilusión, ya solo queda la resignación de una vida perdida. Se pierde el
deseo. Se pierde la voluntad de vivir.
Año tras año he aprendido a desear
cada vez menos.
La frontera que crea Buzzati,
funciona como símbolo de llegar al borde de la vida. De llegar a ese punto
donde ya no queda nada más. Y lo logra ejemplificar a través de lo fantástico,
de lo absurdo, como medio de amplificar una realidad dolorosa. Como medio para
despertar al ser humano frente a algo que no quiere aceptar, y una vez que
comprende lo inevitable y lo acepta con la cabeza alta. Es decir, cuando acepta
el absurdo de la vida. Es cuando al fin puede alcanzar esa libertad que tanto
buscó. Lo interesante de este libro es que el autor logra una gran profundidad
sin ser engorroso, sin ser estilísticamente complicado, planteando una
estructura que sin ser compleja resulta realmente bella.
Puedes ver esta misma reseña en mi canal de youtube
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¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy
les traigo la reseña de Rojo y negro de Stendhal, pseudónimo del escritor
francés Henri Beyle, considerado como uno de los precursores del realismo
francés. Stendhal inicia la escritura de Rojo y negro en octubre de 1829 y la
novela comienza a ser vendida en noviembre de 1830. Es sin duda una de las
mejores lecturas que he tenido este año.
Rojo y negro nace en un tiempo
bastante especial. Francia se encontraba en un fuerte periodo de cambio
político, económico y social. Era una época de transición. Y la literatura
también se encontraba en tiempos de cambio. Se dejaba atrás el romanticismo y
llegaba el realismo. Por eso Stendhal es encasillado en el realismo. Pero lo
cierto es que un proceso de cambio no es en la práctica tajante. Y la
influencia del romanticismo es aún vigente en Stendhal al momento de escribir Rojo
y negro. Por lo que la novela mantiene parte de las características del
romanticismo y partes de lo nuevo, es decir, el realismo. Por eso muchos
clasifican Rojo y negro como realismo romántico. Además, la minuciosidad de
Stendhal para retratar el conflicto interior de los personajes, lo que sienten,
lo que piensan, la confusión de sus sentimientos, sus dilemas morales y sus
miedos, acercan esta historia a la novela psicológica. Por estas
características me resultó un libro muy
interesante y dinámico de leer. La combinación de estos tres elementos, lo
romántico, lo realista y lo psicológico le da a Stendhal las herramientas
necesarias para en todo momento mantener la tensión narrativa. Esta nunca
desaparece de la novela, siempre está presente. El autor sabe cuando aumentarla
y cuando disminuirla, solo regula la intensidad, pero nunca desaparece.
El contexto de la novela es
contemporáneo al tiempo en que fue escrita. Ya que la intención del autor era
la de retratar la realidad política, económica y social de su tiempo. Por eso
La novela tiene como subtítulo Crónica de 1830. Es decir, el tiempo en que se
escribe la novela y el tiempo que transcurre dentro de la novela, es el mismo (1829-1830).
Es un retrato fiel a la realidad que vivía el propio Stendhal. Todo lo ficticio
en Rojo y negro tiene una base real. Es decir, el autor a través de lo que
leía, de lo que se enteraba y de lo que vivía ( el tuvo una gran cantidad y
variedad de trabajos), le servía como materia prima para su ficción. En Rojo y
negro se retrata una sociedad francesa post-napoleónica en proceso de la restauración borbónica. Por lo
que Los personajes están muy condicionados por este tema. Es una primera
influencia. La segunda influencia, ya más lejana viene de los hechos de la
revolución francesa que están muy arraigados en la sociedad. Y también otro
hecho importante fue el de los tres días gloriosos de insurrección en París
durante 1830, pero fue descrito en menor medida en la novela. No se relata el
hecho propiamente tal, pero sí su proceso. Es por ello que, entre los
personajes hay muchas tensiones. Se trata de una sociedad escindida, dividida
entre los leales a los tiempos de Napoleón, los liberales, y los conservadores,
quienes prefieren el restablecimiento de la iglesia católica y el retorno de la
autoridad monárquica. Es decir, lo rojo funciona como símbolo de las ideas
liberales representadas por el color militar ligado a lo napoleónico versus el
negro de las sotanas clericales, símbolo de las ideas conservadoras.
El protagonista de la Novela, Julien
Sorel, es un hijo de su tiempo. Nace entre lo rojo y lo negro. Hijo de un
carpintero, dueño de un aserradero en la ficticia ciudad de Verrières. Inicia
con todas las características de un héroe romántico. Desde pequeño es un
marginado en su propia familia. Su complexión delgada no le permite tener la
fuerza de su padre y sus hermanos para el negocio del aserradero, por lo que
siempre es golpeado y menospreciado por ellos. Y lo menosprecian aún más porque
prefiere leer y estudiar. Su experiencia con en el mundo es mínima. Su visión
de la vida se limita a la de sus tres libros favoritos. Las confesiones de
Rosseau, Los boletines de la gran armada y las memorias de Santa Elena.
…las Confesiones de Rousseau. Éste era el único libro a través del cual
su imaginación era capaz de concebir el mundo. Junto con la colección de
boletines de La Grande Armée y el
Memorial de Santa Elena, constituían suCorán.Sehabríadejadomatarporestastresobras.Nuncacreyóenotras.
Sorel, marginado del mundo por su
pobreza y marginado de su propia familia por no encajar, nunca ha tenido un
lugar al cual pertenecer. Ese desarraigo, alimentado por estas tres lecturas,
lo inclina a expandir su mundo interior, a individualizarse. A pensar en él y
nada más que en él. Es el héroe individualista y orgulloso. No quiere ser el
criado de nadie y busca fervientemente su libertad a través de lo económico.
Hasta que un día surge la posibilidad de ganarse la vida por sí mismo, lejos de
su familia. Es su entrada a esta sociedad francesa descrita por Stendhal, que
Julien siempre había observado desde fuera pero de la cual nunca había participado.
Es un campesino que pone su primer pie en el mundo de las familias acomodadas
de provincia. Y entra a este mundo, con el color negro de lo clérigos por
fuera, simulando ser un conservador, mientras que por dentro brilla el color
rojo de su admiración por Napoleón, lo que debía mantener oculto. Negro por
fuera, Rojo por dentro. Esta era la estrategia de Sorel en ese campo de batalla
llamado sociedad. Y digo campo de batalla porque para Sorel todo era una
batalla. Recordemos que nace en desventaja económica, que nace en una familia
que no lo ama. A él no le han quitado nada, sino que nunca ha tenido nada. Vive
en un desequilibrio, vive en una injusticia, y para recuperar el equilibrio
debe luchar. Esto él lo siente muy profundamente por su lectura de Napoleón.
Sorel es un soldado en su alma. Rojo por dentro. Dispuesto siempre a dar la
pelea. Es por ello que, no entra sumiso y obediente al campo de batalla. Si no
siempre listo para defender su honor y su orgullo. Y por conseguir lo que él
realmente se merece. Debido a esto, en el inicio, el lector está del lado de
Sorel, lo apoyamos, queremos justicia para él y queremos ver como este
personaje con tan singular postura, enfrenta el mundo y lo que le depara esta
actitud en su vida. Por eso devoramos páginas y páginas viendo como este joven
campesino se abre camino en una sociedad en proceso de cambio, una sociedad que
empieza a dejar atrás una jerarquía, una posición social determinada por el
origen al nacer, pasando a establecer los nuevos roles sociales a través de lo
económico. Ahora dominan los negocios, el dinero, el capital. La riqueza. Es el
inicio de la cultura del utilitarismo. Solo se valora lo que es útil para ganar
dinero. Lo rentable.
Ser rentable es lo que lo decide todo en esta pequeña ciudad… El forastero
que llega seducido por la belleza de los frescos y profundos valles que la
rodean, se figura en un principio que sus habitantes son sensibles a lo bello…
Pero es tan solo porque atrae a los forasteros cuyo dinero enriquece a los
fondistas, cosa que, gracias al mecanismo del impuesto, es rentable a la ciudad.
Así, a través de las peripecias de
Sorel, Stendhal no solo va desarrollando en profundidad un personaje realmente
interesante, sino también retratando una sociedad francesa que está cambiando. Stendhal
dice, esta es la nueva Francia, no crean que es la Francia que encontrarán en
los textos del pasado. Ha cambiado y es esta. Y no la mira con buenos ojos. Es
por eso que las acciones de los personajes y su moral está principalmente
destinada a la crítica. Stendhal hace una crítica social brutal hacia todas
estas nuevas dinámicas. Partiendo por los pequeños burgueses provincianos,
pasando por la iglesia y llegando hasta la alta nobleza. Poniendo en evidencia
todas sus mezquindades y privilegios. Las apunta y las señala. Y su arma es
Julien Sorel, Un arma afilada, que desea pertenecer a esta alta sociedad que
mira y analiza codiciosamente. Pero que al mismo tiempo desprecia. Es por ello
que a medida que la novela avanza, ya no todos los lectores terminan estando tan
del lado de Sorel, porque su hipocresía va creciendo y el héroe en desventaja
ya no parece tan inofensivo. A medida que avanza la historia, él continua
estando fuera de la sociedad. Participa de sus dinámicas, sí, pero solo simula
ser parte de ellas. Sorel es una gota de aceite en un charco de agua. Se pone
su disfraz negro para aparentar algo que no es, mientras que su verdadero yo
bulle por dentro. Por lo tanto, todo para él es estrategia, todo lo piensa y
calcula. Y si es posible, seguir incluso un manual. Pero no siempre logra
mantenerse lógico y como buen héroe romántico sucumbe constantemente a su lado
irracional. Lo que en ocasiones le impulsa actuar de forma imprudente. Actúa de
golpe por orgullo, por sobreponerse a sus miedos, por no menospreciarse a sí
mismo. Por lo tanto, siempre está listo para la batalla. Sorel es un personaje
que está constantemente a la defensiva. Y los arrebatos lo dominan en muchas
ocasiones. Por eso, a medida que la historia progresa, cada vez aumenta más ese
tira y afloja entre lo racional e irracional en el personaje. Y es el amor el
mayor responsable de esta constante batalla interior.
Los recuerdos de la felicidad
pretérita se apoderaban de Julien y destruían rápidamente toda la obra de la
razón.
Aquella cabeza tan fría había
llegado, como se ve, a un completo estado de locura. De todas las cualidades
que antes le distinguieran, no le quedaba más que un poco de firmeza.
Pero no es solo Julien quien tiene
debates internos y cuestionamientos. Las heroínas de la novela también. Son
personajes muy bien trazados y alcanzan una gran profundidad. También están en
ese constante tira y afloja entre razón e irracionalidad. Pero para ellas es
mucho más difícil que para él, porque Julien siempre ha estado al margen de la
sociedad, sus reglas y costumbres nunca se han aplicado en él. En cambio las
heroínas sí pertenecen a la sociedad, participan de sus dinámicas, respetas sus
reglas y tradiciones y por lo mismo, cuando se dejan llevar por el amor y
rompen con lo establecido, sufren por el miedo a ser juzgadas por los demás,
por no seguir las costumbres, por no hacer lo correcto. Y se las apunta con el
dedo. Ellas se cuestionan todo en lo que habían creído. Son personajes muy
interesantes que de alguna forma reflejan dos posiciones diferentes que se
contraponen en la novela. El amor cerebral y el verdadero amor.
El amor cerebral tiene más carácter, sin
duda, que el verdadero amor, pero solo tiene momentos de entusiasmo; se conoce
demasiado, se juzga sin cesar; lejos de extraviar la razón, se funda únicamente
en razonamientos.
Entonces, lo que impulsa la narración
es el deseo de Julien de ascender socialmente, de ser mejor que los mismos
nobles. Ser mejor en todo sentido, moralmente y económicamente. En la nueva
sociedad el dinero es muy importante, por lo tanto Julien también lo necesita.
Y cuando esa temática decae, pierde fuerza narrativa, otra la sustituye, como
el amor, quien es el nuevo encargado de generar tensión narrativa. Y así
Stendhal va intercambiando temáticas para mantener interesado al lector. Del
amor a la política, luego a lo social, luego a lo económico. Así va retratando
la realidad de su tiempo. Tanto lo bueno como lo malo. Las dos caras. Ya que,
según el autor.
Una novela es un espejo que se pasea
a lo largo de un camino. Tan pronto refleja a nuestros ojos el azul del cielo
como el fango de los cenagales del camino.
Esta frase la dice el narrador en uno
de los tantos paréntesis que hace. Dando a entender su filosofía de la novela,
que debe mostrar tanto lo bueno como lo malo para retratar realidad. He visto
que mucho lectores les ha costado leer este libro por su parte política, esa es
la parte que menos entienden y que menos les gusta. Incluso el narrador está de
acuerdo con ello, pero se explica por qué la incluye: En un momento dice,
lamentablemente tengo que hablar de política aunque no me guste. E inserta un
pequeño diálogo que tiene con su con su editor.
La política es una piedra atada al
cuello de la literatura, y que en menos de seis meses la hunde. La política, en
medio de los asuntos de la imaginación, es como un pistoletazo en medio de un
concierto. Es un ruido desgarrador, sin ser enérgico. No armoniza con el sonido
de ningún instrumento. Esta política va a ofender mortalmente a la mitad de los
lectores y aburrirá a la otra mitad.
Dentro de la obra artística que está
escribiendo la política rechina, suena mal, cambia el ritmo, decrece el ritmo.
Pero debe estar ahí. Stendhal incerta una frase de su editor:
Si sus personajes no hablan de
política –replica el editor- no son los franceses de 1830 y su libro no será un
espejo como usted pretende…
Para seguir su propia filosofía de
la novela, el autor debe integrar la política, aunque a muchos no les guste.
Porque sino, no serían los franceses de 1830. De todas formas, no encontré que
el tema político fuera algo insoslayable. Para nada. Está muy bien incorporado.
Casi al final tiene unas cuantas páginas exclusivas sobre el tema que se
alargan un poco, pero nada más. En general las temáticas están muy bien
equilibradas y se apoyan entre sí. Por eso la novela no aburre en ningún
momento, por lo menos a mí. No existen esas pesadas digresiones como En Los
Miserables o Moby Dick, tampoco hay bajones narrativos fuertes como en El conde
de Montecristo. Me parece una novela mucho más atractiva para un lector
inquieto. Yo creo que eso habla muy bien de las grandes cualidades de Stendhal
como narrador.
Esta misma reseña la pueden encontrar en formato de vídeo en mi canal
¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy
les traigo la reseña de La conquista de la felicidad. Ensayo publicado en 1930
por el escritor, filósofo y matemático británico Bertrand Russell. Quien también
ganó el premio Nobel de Literatura en 1950.
Este autor escribió sobre una gran
variedad de temas, entre ellos, la felicidad. Pero usando la lógica como base.
Su pensamiento siempre abrazó la razón. Por lo mismo, en este texto
encontraremos ideas muy bien estructuradas, muy bien hiladas y expresadas de
forma calculada. Porque la felicidad toca y se relaciona con muchas otras
temáticas que el autor logra mantener a raya para no caer en digresiones. Logra
centrarse muy bien y evita caer en distracciones.
Esto es importante porque
generalmente pensamos en la felicidad como algo muy abstracto y personal.
Incluso subjetivo. Pero Russell, basándose en su propia experiencia y en
observaciones del entorno logra aterrizar este tema y hacerlo concreto. Y lo
analiza de tal modo que se aleja de la erudición, de lo intrincado. Entregando
un texto accesible a todo el mundo, libre de complejidades, apelando siempre al
sentido común.
Si bien, me pareció una lectura
interesante con muchas ideas que aún se mantienen vigentes, también hay otras
que ya están totalmente desactualizadas, no aplicables a nuestro tiempo. Hay
que pensar que ya han pasado más de 90 años desde la publicación de este libro.
Por lo que como lectores debemos leer con cierto criterio. Seleccionando lo que
sí podemos aplicar a nuestra realidad.
Para hablar de felicidad, el autor
pone una base:
Al discutir este problema, limitaré
mi atención a personas que no están sometidas a ninguna causa externa de
sufrimiento extremo. Daré por supuesto que se cuenta con ingresos suficientes
para asegurarse alojamiento y comida, y de salud suficiente para hacer posibles
las actividades corporales normales.
Claro, porque si no tienes lo básico
para vivir tu enfoque cambia, y no estás pensando si eres o no feliz, sino en
sobrevivir Esta aclaración es importante, porque lo que intenta discutir Rusell
en este ensayo, es por qué personas que tienen lo necesario para vivir,
alojamiento, comida y salud, son infelices en nuestra actual civilización. ¿Qué
les falta? ¿Se puede conseguir eso que necesitan?
De esta forma, divide el ensayo en
dos partes. En la primera discute las posibles causas de la infelicidad que se
genera en estas personas que tienen lo necesario para vivir pero que no son
felices y en la segunda parte las causas que les puede generar esa felicidad
que buscan. Así el lector puede determinar en cuales de estas se reconoce.
Puede encontrar lo que puede estar causándole infelicidad y quizá lo que puede
hacerle feliz y que posiblemente lo tiene al alcance de la mano, pero no lo ha
visto y le ha pasado desapercibido hasta el momento. A partir de todo esto, el
lector podría encontrar un camino hacia la felicidad.
Ustedes saben que yo soy un lector
muy afín a la literatura existencialista. Que me gusta la introspección, el
quedarme dentro de mí. Y justamente quise salir de mi zona de confort con este
libro. Porque las ideas del autor británico invitan a todo lo contrario. Para
él, la felicidad no es algo que tengamos por el mero hecho de existir, ya que
vivimos en un mundo donde los factores que causan infelicidad son demasiados.
Por lo que, no debemos esperar que la felicidad llegue, sino salir a buscarla,
debemos conquistarla.Y eso supone
un esfuerzo.
Por eso he titulado este libro La
conquista de la felicidad. Porque en un mundo tan lleno de desgracias evitables
e inevitables, de enfermedades y trastornos psicológicos, de lucha, pobreza y
mala voluntad, el hombre o la mujer que quiera ser feliz tiene que encontrar
maneras de hacer frente a las múltiples causas de infelicidad que asedian a
todo individuo.
La felicidad tiene que ser una
conquista, y no un regalo de los dioses; y en esta conquista, el esfuerzo
desempeña un papel muy importante.
De hecho, ya en este libro, te invita
a ser un lector activo, que busque su propio camino hacia la felicidad
utilizando como orientación estos conceptos generales que describe. Hay que
hacer el esfuerzo.
Generalmente cuando sufrimos una
derrota, un fracaso, nos deprimimos y nos quedamos dentro de nosotros mismos,
algo que a mí me gusta mucho. Y nos quedamos ahí, revolviéndonos en nuestra
lástima. Sintiéndonos desgraciados. Al autor le parece normal, claro, es una
etapa por la que debemos pasar, pero solo debe ser una etapa, no debemos
quedarnos en ella. Tenemos que hacer un esfuerzo y salir de ella. Buscar
nuevamente el camino hacia la felicidad. Y en el libro te da muchos consejos
para ello.
No quiero entrar en detalles en cada
uno de los consejos que toca el autor, porque la idea es que ustedes los lean,
pero sí puedo comentarles que casi siempre la infelicidad se produce por ver el
mundo a partir de una filosofía de vida preestablecida. Aceptamos aquello que
todos creen. Como por ejemplo que la vida es una competencia u otras creencias
que se nos instauran desde pequeños.
Cuando la gente habla de lucha por la
vida, en realidad quieren decir lucha por el éxito. Lo que la gente teme cuando
se enzarza en la lucha no es no poder conseguirse un desayuno a la mañana
siguiente, sino no lograr eclipsar a sus vecinos.
Por lo que el ser humano civilizado
que tiene un trabajo que le permite tener una vida equilibrada, a pesar de ello
se siente infeliz. Se siente atrapado. Pero el autor cree que solo está
atrapado en una ilusión que solo la razón puede disipar. Si razonas estas creencias
preestablecidas y no las aceptas sin más, puedes cambiar tu camino y alcanzar
la felicidad. Pero no basta con solo razonar, sino también cambiar de
perspectiva. Vivimos en una constante perspectiva interna. En una mirada hacia
nosotros mismos. Donde solo nosotros importamos, donde el ego todo lo domina. La
necesidad de sentirnos importantes es devastadora.
El autor incluso llega a decir que
algunos personajes se creen intelectualmente superiores por sentirse
desgraciados. Como si ser una persona triste fuese una moda. A eso lo llamó la
infelicidad Byroniana. El sentirte superior por creer que todo está perdido. Y
siento que tiene razón, hay personas así. Pero deben ser pocos, la mayoría es
más como nosotros, como yo y los muchos que siguen este blog. Que no somos
existencialistas por moda y que nos gustaría mucho dejar de serlo y ser felices.
Pero para ello, debemos dejar de
pensar en nosotros mismos, de preocuparnos solo del yo interior, de nuestro
propio sufrimiento. Y empezar a mirar más al exterior. Ampliar nuestros
intereses.
Mirar con ojos más amistosos a los
demás. Con un interés sincero. Y dedicarnos a construir algo para los demás y
si es posible con los demás. Eso realmente te hará feliz, el hacer algo por los
otros. El pensar en hacer cosas solo para tu propio interés y beneficio solo te
traerá infelicidad.
El secreto de la felicidad es este:
que tus intereses sean lo más amplios posible y que tus reacciones a las cosas
y personas que te interesan sean, en la medida de lo posible amistosas y no
hostiles.
De alguna forma, estas ideas del
autor británico se parecen mucho a las de Albert Camus, quien dice que debemos
aceptar el absurdo de la vida, no evadirlo, enfrentarlo, y darle un sentido a
nuestras vidas a pesar de saber que es absurda. Camus, al igual que Russell,
pide un esfuerzo, un esfuerzo de salir de la oscuridad interior e ir hacia una
luz exterior donde debes buscarle un sentido a tu vida. En la conquista de la
felicidad Russell dice:
Un hombre puede sentirse tan
completamente frustrado que no busca ningún tipo de satisfacción, solo
distracción y olvido. Se convierte entonces en un devoto del placer. Es decir,
pretende hacer soportable la vida volviéndose menos vivo.
Volviéndose menos vivo, es decir,
evadiendo. Y no podrá salir de ese estado si no deja de pensar en su propia
desdicha, sino sale de su interior y mira más allá.
¿Qué puede hacer un hombre que es
desdichado porque está encerrado en sí mismo? Mientras siga pensando en las
causas de su desdicha, seguirá estando centrado en sí mismo y no podrá salir
del círculo vicioso; si quiere salir, tendrá que hacerlo mediante intereses
auténticos, no mediante intereses simulados que se adoptan solo como medicina.
A pesar de que por su temática y su
extensión (208 páginas), parece que este libro se puede leer rápido, me pasó
todo lo contrario, me tomó su tiempo, como todo ensayo. Y creo que merece la
pena leerlo con toda la calma posible. Espero les haya gustado la reseña. ¡Saludos
a todos!