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jueves, 27 de marzo de 2025

Reseña: Tom Sawyer, de Mark Twain

 Reseña: Tom Sawyer (Mark Twain)

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¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo la reseña de Las aventuras de Tom Sawyer, del escritor estadounidense Mark Twain. pseudónimo de Samuel Clemens. La novela se publica en 1876 pero se ambienta 40 años en el pasado, antes de la guerra de secesión estadounidense.

 

La historia trata de las aventuras de un niño llamado Thomas Sawyer que vive en un pequeño pueblo ficticio estadounidense a orillas del río Missisipi, llamado St. Petersburg. El relato es en parte autobiográfico ya que Mark Twain se basó en los recuerdos de su infancia para crear este mundo de ficción.

Todos los detalles del pueblo y sus alrededores, ya sean cuevas, montes y embarcaderos se basan en Hannibal, el pueblo donde el autor vivió su infancia, que se encuentra al noreste del estado de Misuri. También los personajes se basan en personas reales de la misma familia del autor como también de sus amigos. En el breve prefacio de esta edición él mismo lo aclara.

 

Las aventuras de Tom Sawyer es una novela muy bien equilibrada, tiene de todo un poco. Desde pequeños sucesos cotidianos que el personaje principal con su carisma e ingenio se encarga de volverlos entretenidos junto a sus amigos, hasta aventuras más extensas llenas de intriga y acción. Tom hace que ir a la escuela, ir a la iglesia y hasta pintar una cerca se vuelva una atractiva historia que nunca sabrás como terminará. De episodios tan simples como estos el autor siempre logra sacar una enseñanza o dejar en evidencia una simple ley de la naturaleza humana.

 

Sin duda lo que enriquece la historia y la vuelve una novela con más sustancia es la mezcla de estas pequeñas travesuras cotidianas con experiencias más ligadas a la aventura, como ir al cementerio por la noche, convertirse en pirata, buscar un tesoro o explorar una cueva. En ellas el autor se luce al momento de generar tensión narrativa incluyendo un némesis, un villano listo para hacerle frente a Tom y sus amigos.

 

Todas estas situaciones el autor las sacó de experiencias que vivió en su infancia y de relatos que escuchó de sus amigos, por eso se sienten tan reales, tan palpables, son aventuras y sucesos que cualquier niño puede haber vivido. Pueden ser perfectamente reales, pero con un toque de ficción y de optimismo propio de Mark Twain, porque su forma de ver la vida y de ver la realidad están plasmadas en la novela. Las vidas de Tom y sus amigos, no siempre positivas y que tienen sus adversidades, siempre son enfrentadas con ese humor y vitalidad tan característico del autor.

Tom vive con su tía Polly ,su hermanastro menor, Sid y su prima, Mary, ya que es huérfano. Pero más que lamentarse por su situación es un niño que abraza la vida, desea vivir, desea hacer cosas, busca constantemente y con energía vivir aventuras, quiere comerse el mundo, destacar y ser el mejor. Hay una fuerza vital en Tom Sawyer que puede remover la fibra de cualquier persona que lo lea. Pero como todo niño tiene sus altos y bajos, proyectos que no le resultan, decepciones amorosas y desalientos, pero ante ellos responde con la misma energía.

 

En el fondo, tanto los sentimientos positivos como los negativos, impulsan a Tom a tomar acción por alcanzar alguna de sus fantasías. Ser forajido, ladrón o pirata son ambiciones que siempre ha tenido y solo utiliza como excusa alguna mala experiencia para convertirla en algo provechoso para él. Eso es Tom Sawyer, un constante ir hacia delante. Cada paso que da hacia su próxima aventura está plagado de interacciones con los otros niños y su familia, dejando en evidencia sus costumbres, tradiciones y creencias infantiles de la época: hechizos, brujas y rituales son parte del día a día de estos niños.

 

Son estas aventuras, estas experiencias e interacciones con su entorno las que convierten a Tom Sawyer también en una novela de aprendizaje donde el personaje aprende poco a poco a controlar sus impulsos y saber cuando comportarse con valentía y cuando decir la verdad. Es decir, saber elegir cuándo poner por delante los buenos valores, que es algo que se destaca en una historia donde Tom siempre intenta superar los límites de lo permitido por los adultos.

 

Esto hace que esta novela no sea solo para un público infantil y juvenil, sino también para un público adulto. El mismo autor lo señala en su prefacio. Hace dicha aclaración porque para una persona adulta puede resultar poco atractivo leer sobre las aventuras de un niño. Pero la historia se proyecta mucho más allá de una simple seguidilla de acontecimientos. Lo que logra Twain es construir todo un universo para explorar una época diferente, con sus costumbres, dichos y creencias. Y lo hace no solo desde una perspectiva infantil, sino también de la adulta. Porque en Tom Sawyer a pesar de ser un niño el protagonista, la visión del mundo adulto sigue presente como contrapunto. Para que la historia resulte, el mundo adulto y el infantil deben convivir. Deben coexistir. De esta forma se logra apreciar ese contraste entre lo que se fue y lo que se es hoy. Porque un adulto al leer Tom Sawyer recordará su niñez y se dará cuenta de lo que ha ido perdiendo y olvidando en el proceso de crecer. De lo que perdió en el largo y duro proceso de la vida. Tom y sus amigos están ahí para recordar a grandes y pequeños los valores de la infancia.

 

Pero los niños no pueden ser niños sin los adultos, porque gracias a que ellos cargan con las responsabilidades pueden disfrutar de la vida. Sin presión, pero claro, respetando ciertas reglas. El mundo adulto está ahí no solo para que el mundo infantil se pueda desenvolver, sino también para ponerle límites y encauzarlos hacia el camino de la adultez. Y es ese tira y afloja entre lo que los niños desean hacer y los que los adultos limitan lo que funciona como motor de la narración. Sin el mundo adulto no habría reglas que romper y eso ya no sería divertido.

 

Al tener el mundo infantil y el adulto representados en la misma historia, el autor tiene una mayor libertad para deslizar cierta crítica a la sociedad de aquella época. Retrata el racismo imperante en la época y el menosprecio a otros por su condición social como a Huckleberry Finn. Los habitantes de St. Petersburg van a la iglesia fielmente pero desprecian y tratan de vago a un pobre niño huérfano de madre y que vive en la calle, como Huck. Es una sociedad prejuiciosa pero que aparenta seguir el camino de Dios, claro con algunas excepciones.

 

En cambio Tom sí se juntaba con Huck, a pesar de que los adultos no se lo permitían. Forjó una amistad con él, que por un lado era otra forma de romper las reglas, pero era más que eso, Tom no cuenta con los mismos prejuicios de los adultos y ve en Huck un amigo valioso, no por su condición social sino por su verdadera esencia. Además, los dos comparten el sentimiento de la ausencia de una madre.

Como buena novela de aprendizaje, no solo el protagonista aprende lecciones, los adultos también. Gracias a la influencia de Tom la visión que tiene el pueblo sobre Huck va cambiando con el tiempo. Hay incluso un punto en la novela donde prácticamente Tom desaparece del relato y Huck lo releva como protagonista. Esto demuestra la importancia y la fuerza de un personaje que gracias a su construcción da la posibilidad al autor de ahondar en matices sociales más relevantes. La figura de Huck sirve como contrapunto de una sociedad que se rige por normas, por un sistema, en cambio la vida que lleva Huck es de una libertad absoluta, prefiere no tener nada material pero sí libertad, porque las cosas, el dinero solo atan al ser humano a un vida monótona.

 

Claro, al final Mark Twain intenta buscar un punto medio entre una libertad total y una vida regida por normas, prefiere llegar a un punto intermedio. Es decir, rescatar lo bueno de cada lado. Pero siempre recordando que nunca debemos perder del todo nuestra libertad, y que tener tiempo para nosotros puede ser mucho más valioso que vivir atrapado en un sistema que nos provee de cosas materiales.

 

En el fondo, Huck que no tiene nada, parece ser más feliz y rico que todos los demás porque puede disponer del tiempo a su antojo. Bonito mensaje para un libro de 1876.

 

Bueno, espero les haya gustado este reseña.

 

Ricardo Carrión

Administrador del blog

 


viernes, 14 de febrero de 2025

Reseña: Padres e Hijos, Iván Turgueniev

 Reseña: Padres e Hijos, de Iván Turgueniev

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¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo la reseña de Padres e Hijos del escritor ruso Iván Turgueniev, publicada en 1862. Padres e hijos es considerada una de sus obras maestras. Con ella intenta retratar los conflictos políticos y sociales de su tiempo con el fin de demostrar el camino peligroso que estos estaban tomando. En el fondo es una novela realista que logra una gran consistencia por el buen desarrollo de sus personajes. Los cuales estaban muy involucrados con los cambios sociales y reformas que se estaban gestando en Rusia.

 

Turgueniev inicia la escritura de Padres e Hijos en 1861 y justamente el 3 de Marzo de ese mismo año se dicta la ley de la emancipación de los siervos de la gleba, los campesinos al fin habían sido liberados y Rusia se encontraba en un tira y afloja entre dos bandos. El futuro de la nación se dividía entre los que buscaban la unidad nacional a través del apoyo a las distintas reformas que se estaban realizando, es decir, los liberales, mientras que el otro bando, los demócratas revolucionarios, veían en esas reformas lo mismo de siempre y querían terminar con todo e iniciar desde cero, incluso a costa de la paz civil.

 

Con este clima político y social nace esta novela. El autor al estar insatisfecho con su realidad intenta retratarla a través de la ficción para exponer todas las sinuosidades de los dos bandos: los liberales y los demócratas revolucionarios, y de alguna forma al mostrarlos tal cual son, con sus virtudes y defectos, hacer un llamado a la unidad nacional que tanto necesitaba Rusia. Lamentablemente su propio arte le jugó en contra, su propia habilidad para retratar al ser humano con todo lo que implica causó el malestar de ambos bandos a tal punto que Turgueniev terminó marchándose al extranjero.

 

Puede que el motivo de escribir esta novela haya sido de carácter político y social pero para poder expresarlo en todo su esplendor requirió la construcción de personajes con vidas complejas: con familia, amigos, estudios, trabajos, intereses, relaciones de todo tipo, etc. Y allí en ese caldo de cultivo llamado humanidad, que crea Turgueniev, inserta las preocupaciones por los problemas de su entorno. Así, dentro de todas las preocupaciones de los personajes, una de ellas también es el conflicto social. Pero no es el único.

 

Quizá por eso me gustó tanto esta novela porque toca una gran variedad de temas sin dejar lo social y político como un mero fondo, sino que lo coloca en primer plano, en la boca de sus personajes. Ellos se expresan al respecto, emiten juicios y opiniones. Dialogan. Esa es el arma de Turgueniev, es a través del intercambio de opiniones, de verdaderas luchas verbales como expresa ideas. Ideas que van más allá del simple conflicto social, e involucran lo filosófico y lo psicológico. Ahonda en las almas de sus personajes y por eso, una novela que es hija de la segunda mitad del siglo XIX, termina rompiendo la barrera del tiempo y gusta en la actualidad, porque también trata un tema que jamás pasará de moda y siempre nos interesará, los conflictos del alma humana, sus contradicciones y aciertos. Su destino, su papel en este mundo.

 

Así es como a los personajes los presenta dentro de ciertas capas o niveles. Los enmarca o recubre de distintos aspectos. El primero y el mas externo es lo social y político: La realidad de su tiempo. Luego su trabajo, sus estudios, es decir, lo que hacen en la vida.

 

Luego viene el nivel de las amistades o los parientes lejanos, las relaciones que tienen con ellos, que también sirven como motivo para desplazar a los personajes dentro de la historia. Y las capas más íntimas son la familia cercana, padres, hermanos, el hogar de la infancia. Para llegar finalmente al personaje propiamente tal, es decir, su alma, su psicología y como ésta reacciona y se relaciona con todos estos niveles que utiliza Turgueniev para caracterizarlos.

 

Por esto, todos los personajes resultan muy interesantes y como lector les prestamos atención.

 

Después de esta introducción les puedo contar de qué trata la historia. Evgueni Bazárov y Arkadi Kirsánov son dos estudiantes que pertenecen a la aristocracia rural. O como la llama Turgueniev, La clase nobiliaria rural. Ellos hace mucho tiempo que no ven a su familia y proceden a visitarlos y quedarse un tiempo con ellos. Es decir, se desplazan desde la ciudad al campo. La historia inicia en 1859.

 

Turguéniev sitúa el inicio de la historia antes de que se dicte la ley de emancipación. Que recordemos se publica en 1861. Esto lo hace porque desea mostrarnos como sus personajes viven este proceso social.

 

Por lo tanto, lo que parece una simple visita de los hijos a sus padres, (Padres e hijos), es en realidad es un experimento social utilizando la ficción. Lo que al autor le interesa es contrastar a dos generaciones distintas. Los padres, una generación de los años cuarenta y los hijos, la generación de la actualidad, la de los sesenta. Por lo que sus ideas sobre todo ámbito son diferentes. Esto lo aprovecha muy bien el autor porque sus ideas políticas también difieren y utiliza a los jóvenes estudiantes como representantes de los demócratas revolucionarios y los padres como los liberales y conservadores. Es decir, toma los dos bandos que estaban luchando por las reformas en Rusia y los pone cara a cara a través de una reunión familiar. Para caracterizarlos y humanizarlos. Es decir, mostrar lo bueno y lo malo.

 

Estos dos estudiantes irán visitando a sus familias. A veces los dos al mismo tiempo, siendo uno invitado del otro y a veces cada uno por su cuenta. Por lo tanto conoceremos a los Padres de Arkadi, como también a los de Bazárov. Y entre ellos también algunas amistades, que el autor las utiliza no para contrastar a dos generaciones, sino para poner a prueba sus convicciones. Para hacerlos dudar, para que se cuestionen. Esto es clave, porque enriquece la novela al ponerlos a prueba en lo que creen, al profundizar en su naturaleza humana.

 

Si bien, parece ser Bazárov el protagonista de la novela, todos en realidad tienen una gran importancia. Turgueniev a través de un narrador omnisciente nos va contando a medida que desarrolla la historia sus pasados y características, nos va completando el cuadro de cada uno de ellos, para así comprenderlos mejor.

 

Como les decía, Bazárov, un personaje fuerte y con grandes convicciones es el que toma el protagonismo porque su ideología llama la atención. Es demasiado extrema. Representa a esta nueva generación de jóvenes que no cree en nada ni reconoce ninguna autoridad. Es un Nihilista. Término que ya se había utilizado con anterioridad paro al parecer es esta novela la que lo populariza.

 

La generación de los años cuarenta  en cambio es la que respeta las tradiciones, la religión y el orden establecido, versus esta nueva generación que no cree en nada y que todo lo cuestiona. Que no se deja influenciar por ideas aunque estas sean muy populares. Y que solo creen en lo que se puede demostrar. Por lo mismo Bazárov quiere ser médico y estudia ciencias naturales. Solo cree en lo que se puede demostrar.

 

Bazárov tampoco respeta el arte, para él es sentimentalismo. Y desprecia esa faceta humana. Él prefiere los hechos y por ende la ciencia es más cercana a sus ideales. El pensamiento frío y materialista. Por lo mismo también desprecia el amor y los valores del matrimonio. Al contrario de la generación adulta que para ellos es algo sagrado. Y esto hace más interesante la novela, porque no solo a través de los diálogos se contrastan estas dos posiciones. No solo se retrata el conflicto generacional, sino también se ponen a prueba ambas visiones. Por ejemplo, Bazárov es joven y el amor es un sentimiento muy fuerte en el ser humano. ¿Será capaz de no caer en él? Turguéniev lo pone a prueba de una manera brillante. A él y a todos los demás personajes también. Representando esa eterna lucha entre la razón y lo irracional.

 

En este poner a prueba a los personajes es donde aparecen sus errores, lo fuerte o lo débil que pueden ser sus convicciones. Y surge el cuestionamiento de qué es más importante. Si tu verdadera felicidad o la causa por la que luchas. ¿Eres realmente necesario para tu causa?

 

Esto coloca a Bazárov en una especie de trance donde constantemente está analizando que su camino a través de la razón es correcto pero que como seres humanos siempre queremos algo más y la pregunta es ¿por qué?

 

El desarrollo de estas ideas se producen a la par de las ideas sobre la emancipación de los siervos y las reformas agrarias, que se mantienen protagónicas hasta el final. Pero que, para nosotros, como lectores contemporáneos ya no nos toca de manera tan importante como sí a los lectores de su tiempo, y es el conflicto humano el que nos interesa, y el que es bellamente expresado por el autor a través de Bazárov y los demás personajes. Es la dimensión filosófica que nace de los conflictos generacionales y de los propios conflictos internos los que provocan un desenlace precioso en esta novela.  

 

En el fondo el mensaje es vivan, somos tan pequeños e insignificantes, vivimos tan poco y nos dedicamos a preocupamos de cuestiones abstractas cuando la verdadera respuesta es vivir. Arriesgarse y vivir, aunque eso implique sufrir. No seas un autómata, sé humano y vive. Bien, espero que las haya gustado esta reseña.

 

Ricardo Carrión

Administrador del blog



domingo, 2 de febrero de 2025

Reseña: Una partida de ajedrez (Novela de Ajedrez) Stefan Zweig

 Reseña: Una Partida de ajedrez de Stefan Zweig (Novela de Ajedrez)

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¡Hola a todos! Bienvenidos al blog. Hoy les traigo la reseña de Una partida de ajedrez (También conocida como Novela de ajedrez), del escritor Austriaco Stefan Zweig. Esta novela está considerada como una de sus mejores obras y fue lo último que escribió antes de suicidarse. Fue publicada en 1942 de forma póstuma. Zweig y su esposa deciden terminar con su vida al creer que el nazismo se expandiría inevitablemente por el mundo. Ese temor, esa vida que llevó huyendo de los males de la guerra es el tema principal de la mayoría de sus obras y Una partida de ajedrez no es la excepción.

Se trata de una novela de denuncia y crítica contra las torturas y atrocidades que cometió el nazismo contra la humanidad. Por lo tanto, es una novela que por una parte relata métodos de tortura y por otro deja en evidencia aspectos de la psicología humana. De la fragilidad de la mente humana y sus dificultades para mantenerse en equilibrio frente a situaciones extremas. La forma en que une estos dos temas es por medio del juego del Ajedrez. Elemento clave que se presenta como el corazón de este breve relato de no más de 113 páginas.

La historia se desarrolla en un crucero que va desde Nueva York a Buenos Aires. Donde por casualidad viajan dos personajes que por distintos motivos tienen un gran nivel como jugadores de ajedrez. Uno es muy reconocido y el otro vive prácticamente en el anonimato. El transcurso de la historia hace que por azares del destino estos dos personajes que no se conocen entre sí, terminen jugando una partida de ajedrez. La gracia de este relato no es el desarrollo de la partida en sí, si no las historias que se esconden tras cada uno de estos misteriosos jugadores. Es decir, el ajedrez actúa como el puente que conecta sus dos vidas, además de conectar sus historias con nosotros los lectores. Ya que gracias a este juego podemos conocer mejor a cada uno de ellos. Y por lo mismo los misterios de nuestra compleja naturaleza humana.

Para contar sus historias, Stefan Zweig recurre a una estructura y narración que en apariencia se ven simples, de fácil lectura. El libro es tan atractivo que no notamos como el autor mueve a los personajes con una estrategia parecida a la de un juego de ajedrez.

La estructura es la de un historia dentro de otra historia. En un comienzo como lectores creemos que la historia va por un camino pero luego cambia radicalmente. En el inicio se nos presenta a uno de los jugadores de ajedrez, que parece claramente el protagonista, para que luego, cuando el relato ya está bien avanzado, el autor nos presente al otro jugador que pasa a ser el verdadero protagonista de la novela. La transición entre un protagonista y otro es bastante fluida, se pasa de una historia que ya parecía interesante a otra más interesante aún por lo que a pesar del cambio la tensión narrativa no decrece en ningún momento. Y claro, luego las dos historias se vuelven a unir a la línea temporal original.

Esto el autor lo puede lograr gracias a su elección del narrador. Se trata de un personaje que es un pasajero del barco, lo que le da la capacidad de ver desde fuera a los dos jugadores, es decir, tiene una visión externa de ellos. Por lo tanto, al estar contando lo que sucede en el barco haciendo su función de narrador, tiene la ventaja de poder desplazarse de un personaje a otro, centrar su atención en uno y luego centrar la atención en otro, eso hace que el relato tenga una narración ágil.

Este narrador, del cual no conocemos su nombre, le entrega plasticidad al relato, le da dinamismo. Por lo tanto se trata de una narración en primera persona que nos presenta a través de lo que un amigo le comentó al primer jugador de ajedrez, Mirko Czentovic. Es decir, Lo conocemos desde fuera, con cierta distancia. No tenemos acceso a su psicología, más que por rumores. En cambio al momento de presentarnos al segundo jugador, el doctor B, es este mismo mediante una conversación quien le cuenta su vida a nuestro narrador anónimo, haciéndose este a un lado y dejando que el mismo doctor B relate su propia experiencia. El narrador cambia y por ello podemos adentrarnos en la psicología de este misterioso personaje, en lo que sintió, vivió y experimentó con toda la profundidad necesaria.

Es por esto que veo a cada uno de estos personajes como piezas de un tablero de ajedrez, porque el autor los coloca de una forma estrategia en la historia para lograr el efecto de la fluidez y también de la síntesis, pero sin perder profundidad, porque gracias a la correcta elección y disposición de los personajes que no se extiende innecesariamente en el relato.

Como les decía, el ajedrez es la temática que une las historias de estos dos personajes. Es un juego que prácticamente les dio un sentido a sus vidas durante su pasado. Prácticamente los salvó. Y por ello en la actualidad es una parte fundamental de la misma. Pero de maneras distintas, aunque con ciertas similitudes.

El primero de los jugadores, Mirko, presentó desde pequeño un desinterés por la vida y por todo lo que lo rodeaba. Nada la interesaba, las cosas que hacía era porque alguien más se lo pedía, no había iniciativa en él. No tenía un deseo, un objetivo, una meta. Y presentaba un ensimismamiento natural. Hay una desconexión de este personaje con el mundo. Hasta que conoce el ajedrez como algo que realmente lo motiva y de alguna forma lo logra conectar con el mundo. Lo integra a la vida y le permite subsistir por sí mismo. Es su medio de trabajo.

En cambio, El doctor B no tiene este problema de desconexión como Mirko, es una persona con una buena vida. Hasta que los acontecimientos de la segunda guerra mundial la cambian para siempre. Como les decía él no sufre de un ensimismamiento como Mirko, pero se ve obligado a tener una desconexión con el mundo, es decir, sufre un asilamiento artificial, provocado por otros. No puedo ahondar más en esto porque es parte de la novela, pero en medio de este aislamiento surge el ajedrez como la única alternativa para mantenerse cuerdo.

En ambos casos, es el ajedrez lo que los reconecta con el mundo. Los salva, sí, pero es un arma de doble filo que se presenta al mismo tiempo como una obsesión que no se puede controlar. Cuando el delicado equilibrio mental es roto, es muy difícil volver a recuperar el control y en ese punto el autor se adentra en el problema de la adicción.

Zweig toma este problema y lo examina a través de estos dos personajes. En uno de ellos se presenta como la adicción por el juego en sí, por el mero hecho de jugar. Y en el otro por lo que se puede conseguir con él. Es decir, lo que puedes conseguir jugando ajedrez, que te puede llevar a la avaricia. El autor nos muestra como un mismo problema puede tener diferentes matices dependiendo de la persona y las situaciones que les toque vivir, y que la mente humana es de un fragilidad tremenda y mantenerla centrada no es algo simple.

Eso quiere decir que le interesan este tipo de personas, las lleva a la ficción para analizarlas y sabe que las situaciones extremas o los comportamientos extremos son caldo de cultivo para perder el equilibrio mental. Es por ello que el narrador sin nombre en muchas ocasiones lo imaginé como el propio Zweig dentro de su historia.

Por lo tanto, en esta novela hay tres elementos muy importantes y pilares de la historia, la fragilidad de la mente humana, el auge del nazismo junto a las atrocidades que cometieron, cuya crítica es muy directa en esta historia. Y el ajedrez como juego, como obsesión, como medio para otras obsesiones y como salvador, como anclaje al mundo real. A pesar de que se juega a este juego en el libro, no atañe ninguna complejidad para el lector aunque este nunca lo haya jugado. Está todo planteado de tal forma que cualquier persona pueda entender las diferentes situaciones.

Como Zweig nos tiene acostumbrado es una novela corta, donde evita extenderse innecesariamente y por ello logra un relato que siempre mantiene interesantado al lector hasta la última página.

Ricardo Carrión

Administrador del blog