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jueves, 17 de octubre de 2019

Reseña: Shakespeare nunca lo hizo. BUKOWSKI

Reseña Nº 259: Shakespeare nunca lo hizo


charles-bukowski

Cuando Charles Bukowski ya tenía publicadas tres de sus novelas: Cartero, Factótum y Mujeres, además de algunos libros de relatos como La máquina de follar (1972), aún no era reconocido como un gran escritor en Norteamérica. Pero en Europa ya era un escritor de culto, sus libros se traducían en varios idiomas, entre los que destacaban el francés y el alemán, este último curiosamente su idioma natal, el cual olvidó con el tiempo. Por lo mismo, sus editores europeos decidieron que visitara algunas ciudades del viejo continente en una especie de gira promocional, para potenciar aún más la venta de sus libros y que sus innumerables fans lo conocieran. 

Fue así como en 1978, con 58 años de edad, Bukowski aterriza en Europa para realizar diversas actividades, acompañado de un grupo de amigos entre los que se encontraba su novia Linda Lee, el director de cine francés Barbet Schroeder, su traductor Carl Weissner y su fotógrafo Michael Montfort. Fue en París donde inició su periplo asistiendo a un programa cultural de la televisión francesa llamado Apostrophes, donde hizo de las suyas, diciendo todo lo que piensa sin tapujos, completamente ebrio.

Había tres o cuatro escritores y el moderador. También estaba el loquero que le había dado electroshoks a Artaud. Se suponía que el moderador era famoso en toda Francia, pero a mí no me pareció gran cosa. Me senté a su lado y él golpeó el suelo con el pie impacientemente.
-¿Qué pasa? -le pregunté-. ¿Estás nervioso?
No contestó. Llené un vaso de vino y se lo puse delante de la cara.
-Venga, tómate un trago de esto... Te sentará bien... 
Me apartó con cierto desdén.
Después estábamos en el aire. Me habían puesto un artilugio en la oreja a través del cual me traducían  el francés al inglés. Y yo debía ser traducido al francés. Yo era el invitado de honor, así que el moderador empezó por mí. Mi primera afirmación fue:
-Conozco a muchos escritores americanos importantes a los que les gustaría estar en este programa. Para mí no significa gran cosa...

Luego de aquello van de visita a ver a la madre y al tío de Linda Lee, pero Bukowski no es bien recibido debido a la mala impresión que generó en el tío de Linda al ver el programa de televisión. 
Luego de abandonar París visitaron Alemania donde le esperaban 800 personas para una lectura de su poesía, había convocado a 1200 personas, pero solo habían 800 localidades en el recinto. Era una multitud imponente.

Cuando me acercaba al escenario el público empezó a reconocerme.
-¡Bukowski! ¡Bukowski!
Empecé a creerme que era Bukowski. Tenía que hacerlo. Cuando tropecé con el escenario sentí que algo me corría por dentro. El miedo desapareció. Me senté, alcancé la nevera portátil y descorché una botella de buen vino blanco alemán. Encendí un bidi. Probé el vino, saqué mis poesías y libros fuera de la cartera. Al fin estaba tranquilo. Lo había hecho otras 80 veces antes. Estaba bien. Encontré el micro. 
-Hola -dije-, me alegro de haber vuelto a casa.
Ma había costado 54 años.
Un chico alemán, joven y delgado, corrió hasta el escenario y dijo:
-¡Bukowski, tú, gordo cabrón, hijo de puta, viejo indecente, te odio!
Aquello siempre me ayudaba a relajarme. Le quitaba la santidad a la poesía. En America había muchos como aquel joven alemán delgado.
Me tomé otro vaso de vino y le miré mientras seguía gritándome. Siempre he dicho que cuando consigues que te odien es que estás haciendo bien tu trabajo.

Mientras continuaba su visita realizó varias entrevistas, visitó diversos castillos y pasó muchas noches de alcohol y borracheras con sus amigos, sobre todo con la familia de Carl. Generalmente Bukowski no se encariña con la gente, pero la simpatía por Carl y Barbet era extraordinaria. También visitó Andernach, donde nació un 16 de agosto de 1920 a orillas del Rin. En esa ciudad vivía su tío Heinrich de 90 años de edad, al cual fue a visitar. Su tío le dio una gran bienvenida y lo llevó a visitar la casa donde nació. 

A Bukowski sus editores le pidieron que escribiera un libro sobre esta gira a Europa, él no escribió nada durante su viaje, pero luego cuando llegó a Los Ángeles se sentó a escribir todo lo que recordaba a modo de memorias. Es por ello, que este libro es una especie de diario de su viaje. Es él mismo quien nos cuenta fiel a su estilo todo lo que ve y sus reflexiones, sin utilizar a ninguno de sus personajes, es el mismo Bukowski describiendo su vida y los pensamientos que cruzaron su mente en aquellos momentos. El libro está lleno de frases que inmortalizan momentos de su estadía con sus amigos y de los constantes inconvenientes de vivir en un tierra desconocida, donde no podía disfrutar ni del hipódromo. 
En general es un libro muy ameno y breve, llenó de las fotografías de aquellos momentos más importantes del viaje, lo que ayuda mucho a vivir con él esa experiencia. Al final del libro, a modo de epílogo deja un conjunto de poesías sobre el viaje. 

Alguna frases y fragmentos favoritos:


La verdad es que la vida es insoportable, lo que pasa es que a la mayoría de la gente le han enseñado a fingir que no lo es. De vez en cuando había un suicidio o alguien ingresaba en un manicomio pero la mayor parte de la gente seguía adelante, fingiendo que normalmente todo era agradable.

Todo aquello que le interesaba a la mayoría de la gente a mí me deja completamente indiferente. Esto incluye una lista de cosas tales como: bailes de sociedad, subir a las montañas rusas, ir al zoológico, picnics, películas, planetarios, ver la tele, partidos de beisbol... No me interesan las playas, la natación, el esquí, las navidades, el año nuevo, el 4 de Julio...
¿Cómo puede una persona que no está interesada en casi nada escribir sobre algo? Bueno, yo lo hago.  Escribo y escribo sobre todo el resto: un perro perdido caminando calle abajo, una mujer que asesina a su marido, los pensamientos y sentimientos de un violador mientras le pega un bocado a la hamburguesa; la vida en la fábrica, la vida en las calles y las habitaciones de los pobres y los mutilados y los locos, mierda como ésta, escribo mucha mierda como ésta...

Me parecía que las fotos simplemente captaban el proceso de la muerte, lo mantenían inmóvil un momento, y sí, eso podía ser divertido.

Disfrutaba con todo lo que a mí me aburría y todo lo que a mí me divertía a ella le aburría. Éramos la pareja perfecta: lo que nos hacía seguir juntos era la tolerable e intolerable distancia entre nosotros. 


Ricardo Carrión
Administrador del blog

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