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domingo, 7 de octubre de 2018

Crónica del pájaro que da cuerda al mundo: Citas, frases, quotes

Frases y fragmentos de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo

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Mientras leía Crónica del pájaro que da cuerda al mundo de Haruki Murakami debía detenerme a cada instante para anotar la gran cantidad de frases y fragmentos que me encantaban. Leía lento porque al mismo tiempo anotaba todo lo que me iba gustando. Fue así como nació esta lista de frases y fragmentos favoritos. A veces, con saber que un libro trae un par de frases que nos gustan es suficiente para que queramos leerlo, espero que esta entrada sirva para ello, para que se animen a leer a este autor japonés que me encanta. Les dejo a continuación mis citas preferidas:




El pájaro-que-da-cuerda viene cada día a la arboleda que hay cerca de casa y le da cuerda a nuestro apacible y pequeño mundo. Pág. 18.

Su rostro no era especialmente bello, pero tenía algo que atraía. Quizá sus ojos vivos o la peculiar forma de sus labios. Pág. 32.

¿Puede un ser humano llegar a comprender plenamente a otro? Cuando deseamos conocer a alguien e invertimos mucho tiempo y serios esfuerzos en este propósito, ¿hasta qué punto podremos, en consecuencia, aproximarnos a la esencia del otro? ¿Sabemos en verdad algo importante de la persona que estamos convencidos de conocer? Pág. 42.

– ¿Eres valiente?
– No mucho -dije.
– ¿Y nunca lo has sido, ni siquiera antes?
– Nunca, jamás lo he sido.
– ¿Y curiosidad? ¿Tienes?
– Curioso sí lo soy, un poco.
– ¿Y no crees que la curiosidad y la valentía se parecen? -dijo May Kasahara-. Donde hay valentía hay curiosidad, y donde hay curiosidad hay valentía, ¿no te parece? Pág. 98.

Quizá cuando la gente los abandona, los objetos inanimados se convierten en objetos aún más inanimados.  Pág. 99.

No tenía que ir a la oficina en trenes atestados de gente, no estaba obligado a ver a personas a quienes no me apetecía ver. Y lo más maravilloso de todo: podía leer los libros que deseaba y cuando lo deseaba.Pág. 43.

A veces hay que hacer cosas estúpidas con gente estúpida. Pág. 44.

Tú vives conmigo, pero apenas me prestas atención. Tú vives pensando sólo en ti mismo. Pág. 46.

Nada consume tanto a una persona como los esfuerzos innecesarios y absurdos. Pág. 78

No se debe oponer resistencia a la corriente: hay que ir hacia arriba cuando hay que ir hacia arriba, y hacia abajo cuando hay que ir hacia abajo. Cuando debas ir hacia arriba, busca la torre más alta y sube hasta la cúspide. Cuando debas ir hacia abajo, busca el pozo más profundo y desciende hasta el fondo. Cuando no haya corriente, quédate inmóvil. Si te opones a la corriente todo se seca, el mundo se ve envuelto por las tinieblas. "Yo soy yo, él es yo, atardecer de otoño" Cuando renuncias a mi, yo existo. Pág. 79-80.

Cuando uno se acostumbra a no conseguir nunca lo que desea, ¿sabes qué pasa? Que acaba por no saber incluso lo que quiere.

La vida viene a ser eso, ¿no? ¿Acaso no estamos todos atrapados en un lugar oscuro y nos van quitando la comida y la bebida y nos vamos muriendo despacio, gradualmente? Pág. 165.


Las cosas que se pueden comprar con dinero es mejor comprarlas sin pensar demasiado si ganas o pierdes. Es mejor ahorrar las energías para aquellas cosas que no pueden comprarse con dinero.  Pág. 168.

Que no sepa que es lo que quiero hacer no quiere decir que no quiera hacer nada murakami. Pág. 179

A veces, cuando avanzas en silencio por paisajes tan desolados, pierdes la cohesión como ser humano y te sobreviene la alucinación de que te vas disgregando progresivamente. El espacio que te rodea es tan vasto que es difícil mantener el sentido de la proporción con respecto a la propia existencia. Pág. 200.

La capacidad de creer plenamente en otro es uno de los valores más bellos del ser humano.

Los recuerdos y los pensamientos envejecen igual que envejece el hombre. Pero hay algunos pensamientos que nunca se erosionan. Pág. 292.

Creo que la vida es mucho más limitada de lo que piensan las personas que están en pleno proceso vital. La luz brilla durante un limitado y brevísimo espacio de tiempo en el acto de vivir. Quizás sólo unas decenas de segundos. Una vez se ha ido, si has fracasado en el intento de alcanzar la revelación que se te ofrecía, no tienes una segunda oportunidad. Y luego deberás pasar el resto de tus días dentro de una profunda soledad sin esperanza ni remordimiento. En este mundo del crepúsculo, la persona ya nunca podrá esperar nada. Lo único que poseerá serán los restos efímeros de lo que pudo haber sido. Pág. 295-296.

Y en su sonrisa descubrí una luz serena que no existía antes. Al verla supe que durante aquel día me había acercado un poco a ella. Pág. 319.

A veces, cuando le preguntaba algo, retrasaba un poco la respuesta. Creaba una pequeña pausa. Y yo, en esos instantes de vacío, no podía por menos de percibir la sombra de algo más. Pág. 319.

Yo adolecía de la tendencia al aislamiento...Cuando tenía que hacer algo enserio, prefería llevarlo a cabo por mí mismo. Explicar las cosas, una a una, y hacérselas entender a los demás me parecía una pérdida de tiempo y energía; me era más cómodo hacerlo yo solo sin decir nada a nadie. Pág. 326.

No podía discernir hasta donde llegaba la realidad y dónde empezaba la fantasía. El muro que dividía ambos territorios empezaba a fundirse. En mi memoria, al menos, lo real y lo irreal coexistían con una consistencia y una nitidez casi idiénticas  Pág. 405.

El odio es una sombra negra y alargada. En muchos casos, ni siquiera quien lo siente sabe de dónde le viene. Es un arma de doble filo. Al mismo tiempo que herimos al contrincante nos herimos a nosotros mismos. Cuanto más grave es la herida que le infligimos, más grave es la nuestra. El odio es muy peligroso. Y, una vez que ha arraigado en nuestro corazón, extirparlo es una tarea titánica. Pág. 431.

El pájaro-que-da-cuerda se posa en un árbol de por aquí y, poco a poco, va dándole cuerda al mundo. Mientras tanto, hace ric-ric. Si él no le diera cuerda, el mundo no funcionaría. Pero eso nadie lo sabe. Todos, absolutamente todos, creen que es un enorme mecanismo, mucho más imponente y complejo, el que mueve el mundo con mano férrea. Pero no es así. La verdad es que el pájaro-que-da-cuerda va de un lugar a otro accionando el resorte que hace funcionar el mundo. Es un mecanismo tan sencillo como el de un juguete de cuerda. Basta con hacer girar una llavecita. Pero esa llavecita sólo la puede ver el pájaro-que-da-cuerda. Pág. 434.

A veces, cuando te miro, me da la sensación de que estás luchando con todas tus fuerzas contra algo y que lo haces por mí. Pág. 496.

En este mundo, nada hay tan cruel como la desolación de no desear nada. Pág. 494 .

Explicar algo simple a una persona resulta a veces complicado.  Pág. 510.

A veces, sin embargo, la soledad me punzaba el corazón. El agua que bebía, incluso el aire que respiraba, venían cargados de largas agujas de punta afilada. Las esquinas de las páginas del libro que sostenía en la mano me amenazaban con un destello blanco como filos de una navaja de afeitar. A las cuatro de la madrugada, cuando todo estaba en silencio, podía oír cómo crecían las raíces de mi soledad. Pág. 519.

Aquel invierno era frío, pero yo ni siquiera pensaba en encender la estufa. Porque no distinguía si el frío era verdadero o era el frío que había siempre en mi interior. Pág. 524.

Siempre es mejor que la gente hable cara a cara, con el corazon en la mano. De lo contrario acaban surgiendo malentendidos.Pág. 686.

Estamos unidos por el lazo de un silencio que atraviesa la pared que separa ambos mundos. Pienso que nos necesitamos el uno al otro, más que a nada. No me caben dudas. Pág. 719.

Desde que te fuiste he vivido con la sensación constante de haber sido arrojado a la oscuridad más profunda.

Todo está interrelacionado, con la complejidad de un rompecabezas tridimensional. En el que la verdad no siempre es real y la realidad no siempre es verdadera. Pág. 780.

¿Sabe usted cuál es el más intenso de los odios? Aquel que se siente por alguien que ves que alcanza sin el menor esfuerzo lo que tú eres incapaz de alcanzar pese a desearlo con toda tu alma. Cuando te ves obligado a chuparte el dedo viendo como otro, por su cara bonita, accede a un mundo al que no puedes acceder ni en sueños. Y cuando más cerca tengas a esa persona, más intenso será el odio. Pág 794.

La reseña del libro la puedes encontrar aquí

Ricardo Carrión
Administrador del blog

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