Páginas

martes, 15 de enero de 2019

RESEÑA: De animales a dioses. SAPIENS. Yuval Noah Harari

Reseña Nº 248: Sapiens. De animales a dioses

Breve historia de la humanidad


yuval-harari
Yuval Noah Harari
Debate
Ensayo
Comprar

Análisis y opinión


De animales a dioses es un ambicioso proyecto del historiador israelí Yuval Noah Harari en donde intenta entregar la visión global del proceso que ha vivido la humanidad desde su aparición en el planeta Tierra hasta nuestros días en aproximadamente 500 páginas. La evolución de la humanidad abarca más de 200.000 años desde que el Homo Sapies se hizo presente en una reducida localidad africana hasta nuestros días.

El libro se divide en cuatro partes. En la primera denominada "La revolución cognitiva" indaga en los  detalles de la aparición del género Homo en la Tierra. Impresiona que en aquellos tiempos el Homo sapiens no haya sido la única especie humana sobre la superficie terrestre, otras especies como Homo erectus y Homo neaderthal coexistieron con nuestra actual y única especie. Pensar hoy en día que existieron otras especies de seres humanos parece una historia de ciencia ficción. Harari explica a grandes rasgos el proceso mediante el cual el Homo sapiens empezó a expandirse a través del globo, abandonando las tierras africanas para colonizar otros hábitats. Esto irremediablemente causó su enfrentamiento con las demás especies de seres humanos y con diversas especies de animales y plantas. El resultado ya en aquellos tiempos fue el mismo que conocemos en la actualidad, el Homo sapiens provocó un daño terrible causando tempranamente la extinción de otros seres humanos y animales a medida que crecía en número y se expandía por la Tierra. Harari explica que la razón por la que nuestra especie se impuso a las demás tiene que ver con un desarrollo en el cerebro, pero no se trataba de más inteligencia, sino de la capacidad de moldear realidades imaginadas permitiendo que un gran número de Homo sapiens colaborarán entre sí por creer en una misma realidad, mientras las otras especies solo colaboraban en pequeños grupos. 


"Cualquier cooperación humana a gran escala está establecida sobre mitos comunes que solo existen en la imaginación colectiva de la gente".

En la segunda parte denominada "La revolución agrícola" el autor explica el segundo punto de inflexión que permitió al Homo sapiens aumentar su dominio sobre la Tierra, ya no solo por su colaboración en grandes grupos de personas, sino también por el abandono de su hábito como cazador-recolector para pasar a ser sedentario y cultivar sus propios alimentos. Aquí se hace un contraste entre el estilo nómada y sedentario, donde la vida del ser humano al instalarse en un solo lugar le produjo más sufrimiento por la dependencia de su terreno, lo que provocó rencillas y altercados debido a la aparición del término de propiedad, además le causó serios problemas de desnutrición por el aumento de la cantidad de hijos por familia y el cambio drástico de la dieta variada de los cazadores-recolectores a una monótona influenciada por el monocultivo del trigo.  Debido a esto empezó a gestarse una estructuración de clases, entre los que tienen más y los que tienen menos. Aquí se deja claro el abuso de los que tienen poder, y realiza una interesante discusión sobre los orígenes del patriarcado como algo completamente antinatural. 


"Cuando el crecimiento se convierte en un bien supremo, no limitado por ninguna otra consideración ética, puede conducir fácilmente a la catástrofe".

En la tercera parte "La unificación de la humanidad" hace referencia a los comienzos de la globalización, en cómo la humanidad pasó de constituir pequeños grupos aislados a grandes agrupaciones. El Homo sapiens al dispersarse por el mundo formó cuatro mundos en el globo: el mesoamericano, andino, australiano y el mundo oceánico. Y estos mundos a la vez tenían un gran cantidad de culturas. Según el autor, para lograr unificar tal diversidad hicieron falta tres factores, El dinero, los imperios y las religiones. 


“El dinero es el más universal y más eficiente sistema de confianza mutua que jamás se haya inventado.”

Cuando se trata de que muchas personas cooperen entre sí se requiere de ordenes imaginados, entre ellos el más exitoso es el dinero, quien en cualquier parte del mundo, cualquier cultura o persona lo acepta y lo entiende, puede ser un trozo de concha, un metal, un papel, pero se vuelve dinero cuando todos se ponen de acuerdo de que tiene un valor y puede ser intercambiado por algo.

"Personas que no creen en el mismo dios ni obedecen al mismo rey están más que dispuestas a utilizar la misma moneda. ¿Cómo consiguió triunfar el dinero donde dioses y reyes fracasaron?"


Esto lograba que incluso culturas diferentes tuvieran algo en común. Luego se las reunía en lo que se conocía como imperios, los que intentaban mantener la diversidad en una sola línea. Harari muestra de alguna manera la cara positiva que tenían los imperios, principalmente los europeos. Finalmente fueron las religiones el siguiente orden imaginado que logra unir personas. En este punto el autor las explica desde sus orígenes y de como la sociedad pasó de ser politeísta a monoteísta, en una brillante demostración de como el culto a muchos dioses o a uno solo dependía de como las sociedades se iban desarrollando.


En la cuarta y última parte entra de lleno a lo que llama "Revolución científica" y explica de una manera muy interesante por qué se produce un gran salto tecnológico en apenas 500 años, cuando anteriormente los seres humanos habían pasado miles de años en una tecnología pasiva. Con su acostumbrada elocuencia, el historiador relata como el periodo de conquista europeo, y principalmente británico, va de la mano del desarrollo tecnológico como algo primordial a la hora de ir por nuevos territorios, a la vez que explica como su ansia por conquistar lo diferenciaba enormemente de sus contemporáneos asiáticos. La conquista y el conocimiento científico se retroalimentaban y eso volvió al imperio británico uno de los más grandes de Europa. Así fue como, en los tiempos actuales en los que ya no existen más territorios por conquistar, la ciencia ha debido reinventarse para crear nuevas industrias y mercados con el fin de sostener nuestra economía actual, la cual, según Harari, está basada en la confianza en el futuro, y que utiliza como instrumento a los bancos y su capacidad de dar créditos a una sociedad profundamente adoctrinada por el consumismo. De esta manera, si no hay más progreso, si no hay más descubrimientos científicos que generen más confianza en el futuro, nuestra actual economía dejaría de existir. El problema de esto, es que, antes destruyamos el planeta agotando sus recursos naturales. 

Conclusiones


Existen ideas recurrentes en los libros del autor israelí, con las cuales sostiene sus argumentos sobre el futuro de la humanidad, principalmente en cómo la economía, el desarrollo tecnológico y la sociedad capitalista y altamente consumista están llevando al ser humano en una dirección equivocada y trágica, que ya se está manifestando en el desarrollo del cambio climático. Además, al observar el proceso histórico del desarrollo del Homo sapiens desde fuera, se ve nítidamente como la humanidad ha ido lentamente pasando de pequeños grupos variados a grandes conjuntos, es decir, cada vez nos unimos más en un gran entidad. De la mano de la globalización y la tecnología esto se está acelerando, como si se tratara de una tendencia natural, y probablemente, los problemas ambientales aceleren aún más este proceso, parece inevitable que empecemos a dejar diferencias de lado e iniciemos un pensamiento conjunto como humanidad. El problema es si seremos capaces de hacerlos antes de destruir irreparablemente nuestro planeta. Harari hace hincapié en que el desarrollo humano no se produjo de la manera en que fue porque así debería ser, la historia manifiesta claramente que el camino pudo haber sido diferente y que todo está en nosotros para cambiar nuestro destino. Somos dioses caprichosos que jugamos con nuestros descubrimientos sin saber que consecuencias pueden tener para nuestra propia existencia y para los demás organismos que nos rodean, somos peligrosos si no tenemos conciencia de nuestros actos. 


"Estudiamos historia no para conocer el futuro, sino para ampliar nuestros horizontes, para comprender que nuestra situación actual no es natural ni inevitable y que, tenemos ante nosotros muchas más posibilidades de las que imaginamos".


Ricardo Carrión
Administrador del blog




No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Puedes ser el primero en comentar!